Buenos Aires: Biebel, 2021, 150 p.
ISBN: 978-987-8362-51-9.
En una primera aproximación, el libro se ofrece como una guía amistosa y didáctica para todo aquel estudioso, cualquiera sea el motivo de su interés, que se proponga aproximarse al que tal vez sea el más singular de los escritos freudianos, su Entwurf einer Psychologie, conocido en castellano como Proyecto de psicología o, más simple y sintéticamente, como el Proyecto. Sin lugar a dudas, el libro cumple sobradamente el objetivo que se propone, aunque su alcance vaya mucho más allá del mismo.
Comencemos por algunas características del texto freudiano en cuestión, por más que son seguramente conocidas para cualquier psicoanalista, para mejor poder dar cuenta del significado del libro de Zonis.
Escrito —o esbozado, quizá sería más apropiado decir— durante el otoño de 1895, quedó inconcluso y nunca fue retomado ni tampoco publicado en vida de Freud. Sólo fue dado a conocer por primera vez, póstumamente, en 1950, tras ser hallado entre los papeles dejados por Freud, junto con su correspondencia con Wilhelm Fliess y algunos manuscritos; una vez publicado, pasó a ser, para gran parte de los lectores y estudiosos de la obra freudiana, un texto fundamental, que está en el origen de las concepciones más generales del aparato psíquico que fue desarrollando, así como de muchos de los conceptos introducidos posteriormente por el creador del psicoanálisis. Un origen que, como no podría ser de otro modo, sólo puede ser apreciado nachträglich, retroactivamente, a partir de la lectura de conjunto de la obra freudiana. Como dice Zonis en su A manera de prólogo, “su presencia en mi esquema referencial me permite la síntesis deseada en cada uno de los artículos que en él influye”, algo de lo cual el autor da sobradas muestras a través de las remisiones que hace, al recorrer cada una de las secciones del Proyecto, a los artículos y conceptos que Freud desarrollará posteriormente a lo largo de su obra. Es ésta una labor —en la cual Zonis no está solo sino muy bien acompañado— que enfoca el Proyecto no ya como un mero texto “histórico” de Freud, sino como la piedra angular de muchos de sus desarrollos posteriores, fundamental tanto para dar cuenta de la organicidad del conjunto de la obra freudiana como de los movimientos y cambios que en ella se van produciendo. Ya sólo este aspecto de la obra de Zonis, producto de su prolongado y profundo estudio de los textos de Freud en su conjunto, resulta una valiosa guía para cualquier interesado en la obra de Freud, al brindar, a modo de un verdadero GPS de lectura, las conexiones que enlazan los distintos momentos, los diferentes conceptos, incluso los cambios y giros en sus ideas. Sólo basta tomar en cuenta en este sentido, a modo de ejemplo, el enlace profundo que hay entre el Proyecto y Más allá del principio del placer, separados por 25 años y una enorme cantidad de trabajos y libros, que por su parte también se articulan con desarrollos ya esbozados en el Proyecto.
Como señala Strachey, el editor de la Standard Edition, citado por Zonis en su libro, “pese a ser en su faz ostensible un documento neurológico, contiene en sí el núcleo de gran parte de las ulteriores teorías psicológicas de Freud […] Su descubrimiento no sólo tuvo un interés histórico, sino que de hecho iluminó por vez primera algunas de las más oscuras entre las hipótesis fundamentales de Freud”.
Otra singularidad de este escrito de Freud es la dificultad de su lectura, que torna necesaria, y a veces imprescindible, una guía no sólo para articularlo con el conjunto de la obra, sino incluso para transitarlo. La dificultad tiene que ver con dos aspectos del Proyecto de los cuales Zonis se ocupa de manera muy clara y didáctica.
Una primera cuestión es su carácter de trabajo neurológico. Inscripto todavía en la tradición psicofísica que, partiendo de Fechner y de Helmholtz llega a Freud a través de su maestro Brücke —“las leyes que rigen la psicología son puramente fisicoquímicas”—, lo que intenta Freud es, podría decirse, construir un aparato neurológico que funcione psíquicamente, que dé cuenta de la configuración de las distintas funciones psíquicas a partir de, y sólo con, elementos neurológicos. De ahí el lenguaje neurológico en que está concebido y escrito: neuronas, cantidad, barreras de contacto, facilitaciones, etc. Y seguramente debe ser ésa una de las razones del abandono de que fue objeto por parte de Freud, al verse pronto llevado por su propia labor a desarrollar teorías francamente psicológicas, rápidamente psicoanalíticas. El Proyecto constituye así un parteaguas en la trayectoria de Freud, que lo lleva de la neurología a la invención del psicoanálisis. En este aspecto, el libro de Zonis representa una valiosa asistencia para el lector psicoanalítico, a través de las minuciosas explicaciones y las representaciones gráficas que lo ilustran, las del Freud y las del propio Zonis.
¿Podría aplicarse a la relación entre estos dos niveles organizacionales, el neurológico y el psíquico —una “relación concomitante dependiente”, según nos cuenta Zonis que sostenía Avenburg—, el concepto freudiano de Anlehnung, de apuntalamiento, que Freud utiliza para dar cuenta del surgimiento de la sexualidad, apoyada sobre las funciones biológicas vitales, aunque sin continuidad directa entre ellas? Se trata del chupeteo erótico del pezón por parte del lactante, el incipiente placer ya de carácter sexual, que nace apuntalado sobre la satisfacción de una función biológica imprescindible para la vida, la lactancia. De modo semejante, podría pensarse que el funcionamiento psíquico se apuntalaría, sin continuidad entre ellos, sobre la integridad del funcionamiento del aparato neurológico. Ésta no es más que una reflexión de quien esto escribe, también despertada por la lectura del libro de Zonis.
El otro aspecto que torna ardua su lectura es que el escrito no fue concebido por Freud para su publicación; sólo es, como queda dicho, el esbozo de un Proyecto, y por ese motivo no se hallará en él su luminosa prosa, que le valió el único premio que recibió en su vida, el Goethe, un premio literario, justamente por la calidad de su escritura. Y es, por otra parte, un modelo fundamentalmente especulativo, que encierra muchos interrogantes aún no respondidos por Freud al redactar el Proyecto. Por tomar sólo un ejemplo: para abordar el problema de la cualidad y la conciencia Freud se ve llevado a tener que agregar, a los dos primeros, φ y ψ, un tercer sistema neuronal, el sistema ω, que operaría por inducción respondiendo a la propagación del período de la excitación. Freud, señala Zonis, no explica en qué consiste la inducción ni a qué se refiere por el período, lo que lo lleva a nuestro autor a elaborar una serie de alternativas para dar cuenta de ello. Quizá encuentre aquí una única discrepancia con Zonis: él dice modestamente respecto de su trabajo que “no es una lectura crítica, es un acercamiento lo más fiel posible a la literalidad del texto; cada lector, ya consustanciado con el texto, podrá hacer su propia lectura crítica…”. Pues bien: creo que la lectura de Zonis, como toda buena lectura, que no es la mera recepción pasiva de un saber constituido —y la lectura de Zonis no es sólo buena, sino excelente—, es siempre una lectura crítica, entendiendo como tal un trabajo interpretativo de lo leído. No tengo dudas de que la labor de Zonis en la redacción de este libro es un trabajo crítico interpretativo, en el sentido más amplio de la palabra. Concuerdo en cambio plenamente con él en que constituirá un valioso instrumento para que otros lectores hagan sus propias lecturas críticas.
Dicho todo esto acerca del objetivo del libro de Zonis y de la forma en que el mismo es abordado, vayan algunas consideraciones generales acerca del propio libro. A pesar de lo que podría suponerse del hecho de estar enteramente dedicado al estudio de un texto ajeno, se trata de un libro personalísimo, algo que se puede apreciar en la larguísima lista de personas y de instituciones a las que Zonis lo dedica; en el lugar que le asigna en su recorrido vital y profesional, que va literalmente desde su nacimiento hasta la actualidad; en la enumeración afectuosa y emotiva de tantas personas —colegas, docentes, maestros, amigos, compañeros, etc.— a quienes generosamente hace partícipes de la gestación de esta obra. Un lugar especial lo ocupan aquéllos a quienes Zonis considera sus maestros, los queridos y recordados Ricardo Avenburg, Guillermo Brudny y Jorge Carpinacci. Los tres están tan presentes en todo el recorrido del libro que cada vez que el autor trae una cita de alguno de ellos lo hace en tiempo presente: “nos dice Ricardo Avenburg”, “Jorge Carpinacci nos explica”, “el Dr. Brudny lo ejemplifica así”. No es casualidad. “La segunda motivación del libro, nos dice Zonis, es un reconocimiento a mis maestros”. Se trata no sólo de homenajearlos, sino de “transmitir sus enseñanzas y de esta manera permitir que [las futuras generaciones] disfruten, como lo hice yo, de un texto algo difícil de entender en una lectura solitaria”.
Reconocido con sus maestros, generoso con sus discípulos, afectuoso con sus afectos, que son muchos, el libro, lejos de lo que podría pensarse como un recorrido arduo por una temática tal vez un tanto árida, está, por el contrario, también cargado de afecto. Concreta así acabadamente la síntesis de los propósitos de Zonis: “seguir aprovechando lo recibido de mis maestros que, integrado en mi propia experiencia y elaboración, facilite el camino a las nuevas generaciones de estudiosos de Freud”.
Por todo lo señalado, quien esto escribe comparte plenamente la afirmación de Carlos Nemirovsky en la Presentación: “Este libro, agudo y profundo, seguramente se transformará en un clásico que nos ayude a leer a Freud como otro clásico”.