Alejandro Godoy. Psicólogo. Doctor © en Arte, Universidad de Estrasburgo. Master en Estudios Psicoanalíticos, Universidad de Paris VIII. Docente UNAB y UDLA, Chile.
Resumen: El siguiente artículo tendrá por objetivo hacer un análisis detallado del concepto fantasme en la primera y segunda enseñanza de Jacques Lacan. Para ello, se abordarán los primeros desarrollos en Freud desde su teoría de lo traumático, para, posteriormente, abordar los planteamientos que diferencian el Seminario Libro VI y el Seminario Libro XIV. De este modo, el procedimiento del siguiente texto tendrá por método ahondar en las interpretaciones de diversas Escuelas lacanianas, viendo sus convergencias, para finalmente responder a la pregunta: ¿Es posible atravesar “íntegramente” el Fantasma?
Descriptores: Fantasma, Goce, Castración, Deseo, Feminidad.
Introducción
La noción de fantasma está descrita a cabalidad en los Escritos y Seminarios de Jacques Lacan. Ello se centra en una forma particular de entender lo traumático desde su primera y segunda elaboración sobre la construcción fantasmática y el atravesarla dentro del análisis (años 50 y año 1964 respectivamente), que luego el mismo Lacan abandonará. Si bien, como gran parte de los conceptos propuestos por él, esta noción posee usos problemáticos que van mutando a lo largo de sus Seminarios, para efectos de este artículo entenderemos el fantasma principalmente como una protección, sin duda paradojal, respecto a lo real. Lo que nos interesa es conocer el recibimiento desde distintas escuelas psicoanalíticas y la manera en que ha sido interpretado.
Este escrito se inscribe en la reciente publicación de La Logique du fantasme, por lo que el goce y el significante serán elementos centrales para erigir la noción de fantasma, contrariamente a los primeros escritos lacanianos, que lo sitúan al costado del deseo.
Debemos entender, siguiendo este argumento, que el concepto de fantasma, con la connotación que posee su uso en el español; a saber, de un carácter espectral, un asedio, no corresponde al origen de la utilización francesa por los psicoanalistas. Fantasme, estaría más cercano a una fantasía, una ilusión, si bien es cierto que muchos cruces desde la Literatura, la Historia, etc., dan cuenta del acercamiento de ambas palabras. Esta problemática ya ha sido desarrollada por Sampson,1 y no hará parte de la discusión de este artículo. De esta forma, respetando las decisiones traductivas de los Seminarios, se hablará de fantasía en el empleo freudiano, y de fantasma, en tanto noción del lacanismo hispano.
Desarrollo en Freud
En 1915, Freud introduce el concepto de fantasía originaria2, aquella del estadio primario del origen del sujeto; de la castración, la diferencia de los sexos. Sin embargo, antes del desarrollo de este concepto, Freud, al analizar la histeria, parece interesarse por sus primeras manifestaciones. Bertha Pappenheim, más tarde conocida como Anna O, tenía ensueños a los que se refería como su «teatro privado «. En 1895, Freud reflexionó sobre lo que llamó «las fuentes del Nilo», la etiología de la neurosis, el abuso sexual real. Al año siguiente, Freud se preguntaría si los hechos reales y las fantasías ocupan el mismo lugar en el inconsciente. Freud había abandonado el trabajo de sugestión, que consistía en presionar la frente del paciente, en favor de la valorización del trabajo de memoria. En 1895, el trauma hacía referencia a una acción de seducción sexual ejercida por un objeto exterior. Esta teoría se modifica, al cabo de dos años, en 1897, para desarrollar la acción seductora interna de la fantasía, que, con un exceso de excitación, el aparato psíquico no logra asimilar, a falta de una representación que pueda hacerse cargo de ella y canalizarla. Paralelamente, en 1897, apareció el concepto introductorio de «escena originaria». Se refería a las escenas originales de seducción. Ese mismo año, el caso de Katharina, hizo que Freud analizara el carácter traumático de esta experiencia.
1. Sampson, S. (1992) La fantasía no es un fantasma Artefacto, 3, 189-202.
2. Freud, S. (1935) Un cas de paranoïa qui contredisait la théorie psychanalytique de cette affection. Revue française de psychanalyse, 8.1, 2-11.
La experiencia del niño aún no es capaz de elaborar el hecho «real» y dar sentido a lo percibido, integrándolo en el Yo. Una intrusión patógena, real o imaginaria, es realizada por el adulto, como una seducción violenta; la introducción de un enclave que no puede ser metabolizado. Una intensa curiosidad por la intimidad hace que la información de la relación sexual entre los padres, observada o fantaseada, sea motivo de interpretación por parte del niño como un ejercicio de violencia. Esta escena enigmática también genera excitación sexual. Los recuerdos infantiles no se evocan del pasado, sino que se forman sobre el pasado, que no necesariamente consiste en grandes hechos, sino en detalles insignificantes. La huella mnémica es susceptible de retranscripción. En este sentido, la represión sería la no retranscripción de los datos de la memoria que podrían ser simbolizados; a partir de este resto se constituiría la escena fantasmática que actuaría sobre la memoria como historización de la verdad. El trauma no tiene su efecto en un acontecimiento externo sino en un proceso interno del psiquismo.
El objetivo parece ser llegar a las escenas originarias. A algunas de ellas se llega directamente, a otras sólo dando rodeos, pasando por los Phantasians. […] Los Phantasians son en efecto construcciones psíquicas avanzadas que se levantan para bloquear el acceso a estos recuerdos. Los Phantasians están al mismo tiempo al servicio de la tendencia a purificar, a sublimar los recuerdos. […] Combinan así lo que se ha vivido y lo que se ha oído, lo que ha pasado (de la historia de padres y abuelos) con lo que ha visto la propia persona.3
La fantasía tiene entonces una función defensiva que bloquea el acceso a la escena originaria. Más tarde, Freud dirá que la fantasía constituye la marca tanto del Urverdrängt (represión originaria) como del Edipo; es decir, un resto de fijación, una «cristalización de cierta cantidad de energía libidinal «4, Freud se dedica así a estudiar cómo la fantasía resulta ser la causa intermedia del síntoma.
El aspecto económico intrapsíquico del trauma sigue siendo el cuerpo esencial a partir de 1916, en contraste con el exceso de seducción, ya sea por un objeto exterior o por la fantasía, que caracterizaba el período anterior, el trauma está ligado a un defecto de la barrera de excitación. Este es un punto de diferenciación entre las teorizaciones freudianas y las de Ferenczi5, que insistió en el carácter real del origen traumático, cuyo motor es la compulsión de repetición.
Laplanche y Pontalis6
agruparon las fantasías de origen, que más tarde estructurarían toda la vida fantasmática del sujeto, de la siguiente manera:
– las fantasías de seducción por el Otro.
– la fantasía de la escena primitiva relativa al origen del niño, que asocia el nacimiento a una relación sadomasoquista entre los padres.
– las fantasías de castración por uno de los padres.
En el trabajo de la cura, se trata de repensar las escenas originarias que se proyectan, como repetición, en la transferencia.
3. Freud, S. (2006) Lettres à Wilhelm Fliess, En Édition complète (p. 305), Paris, France : PUF.
4. Freud, S. (1916) Le mode de formation du symptôme, En Introduction à la psychanalyse (p. 343, 352.) Paris, France : PBP
5. Ferenczi, S. (1982) Confusion de langue entre les adultes et l’enfant, En Psychanalyse IV, (125- 135), Paris, France : Payot.
6. Laplanche, J.-B. Pontalis, (1985) Fantasme originaire, fantasmes des origines, origines du fantasme, En Textes du XXe siècle, Paris, France : Hachette.
Es necesario comprender que toda reconstrucción fantasmática, bajo el efecto de «secuelas», se basa en indicios de realidad, que tienen un valor estructural de las mociones pulsionales. Por un lado, los efectos del trauma apuntan a la repetición, y, por otro, evitar que lo traumático se recuerde7. El término «transferencia» indica un proceso y un contenido, un deseo infantil inconsciente. En el Hombre de las Ratas, por ejemplo, las escenas sexuales infantiles están presentes en el análisis como traducciones transferenciales.
Aunque podemos encontrar algunos momentos evolutivos del concepto, transferencia-desplazamiento (1900), transferencia-repetición (1914) y transferencia-compulsión (1920)8, en 18959, Freud pone en perspectiva, antes de que se descubriera la transferencia, las primeras observaciones sobre lo que la presencia del terapeuta producía en el paciente.
En el Vocabulario del psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, la transferencia, Ubertragung, se define como un “proceso por el cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos en el marco de un cierto tipo de relación establecida con ellos y eminentemente en el marco de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles vividos con un marcado sentido de actualidad.”10
En 1900, Freud habla de transferencia en el sentido intrapsíquico11, como un desplazamiento que separa el afecto de la representación, y transcribe el quantum de excitación sobre otra representación. Este desplazamiento se realiza de cierta manera intersubjetiva como una falsa conexión. Las transferencias, en sentido plural, son formaciones del inconsciente como lapsus, actos perdidos, síntomas o sueños.
7. Charbonnier, G. (2007). Traumatisme, transfert, transformation. En Psychothérapies, 27(3), 139-148.
8. Chervet, B. (2013). Transfert d’autorité, transfert de déni et interprétation. En Revue française de psychanalyse, 77(3), 708-719.
9. Freud, S. (1984), Traitement psychique, En Résultats, Idées, Problèmes I,( 1-23). Paris, France : Puf.
10. Laplanche, J., Pontalis, J. B., & Lagache, D. (1967). Vocabulaire de la psychanalyse. En Vocabulaire de la psychanalyse, Paris, France : Presses Universitaires de France.
11. Freud, S. (1900) L’interprétation des rêves, En O.C., IV., (p.616), Paris, France : Puf.
La transferencia realiza la fantasía en la persona del analista, el paciente se abandona a su compulsión de repetir, actualizar, el conflicto inconsciente. La resistencia sustituye el recuerdo por la acción, para lo cual Freud establece una serie de reglas relativas a la actitud del médico, que «debe permanecer impenetrable y, como un espejo, sólo reflejar lo que se le muestra»12, a fin de frenar el automatismo de repetición y transformarlo en una razón para recordar13, sin responder desde el Ideal del amor.
Lacan enfatizará “El” fantasma, centrando el análisis a partir de las fantasías identificadas en el tratamiento, hasta una reducción del fantasma en su estructura fundamental $ ◊ a. Lacan introduce así esta noción como una estructura situada más allá de la diversidad de fantasías. Posteriormente, Lacan desarrolla su dimensión significante. Para él, el fantasma, por ejemplo, del masoquismo, no puede ser captado sin recurrir al significante. Sin embargo, mucho antes de desarrollar el concepto, diferenciado en cuanto lo habría articulado Freud, en su Seminario IV La relación de objeto, Lacan dirá que el fantasma es una relación estructurante fundamental de la historia del sujeto. En 1956, en los seminarios Las formaciones del inconsciente y El deseo y su interpretación, Lacan se remite al desarrollo teórico de Freud en 1915 para enunciar el fantasma a la relación especular. Ante el conflictivo deseo del Otro, la respuesta del sujeto es el fantasma. Aunque el deseo es tratado implícita y explícitamente en la mayor parte de su obra, Lacan, en su sexto Seminario, desarrolla el deseo como un cierto efecto del amor que se presenta a la personalidad como conflictivo; un amor que no se admite a sí mismo, y está será la noción central que nos interesará. De este modo, la actividad que entra en el juego de los síntomas se erotiza, es decir, queda atrapada en el mecanismo del deseo. Durante el proceso analítico, hay deseo de ternura o sexual y deseo agresivo hacia el analista, pero estos deseos no lo son todo en la transferencia, ya que su situación se encontrará marcada por la estructura de un lenguaje, por la relación entre el sujeto y el significante. Así, Lacan remarca: “Decir que aquí se trata del fantasma fundamental no significa otra cosa que lo siguiente: en la perspectiva sincrónica, él garantiza al soporte del deseo su estructura mínima.”14
Es a partir de su Seminario XIV, La lógica del fantasma15, que Lacan desplaza el vínculo entre fantasma y deseo para articularlo con el goce, y en ello radica la importancia de este Seminario para nuestra tesis.
12. Freud, S. (1970) Conseils aux médecins. En La technique psychanalytique, Paris, France : PUF.
13. Freud, S.(2007) Remémoration, répétition et élaboration, En La technique psychanalytique, Paris, France : Presses Universitaires.
14. Lacan, J. (1958-1959/2014). El Seminario, Libro VI, El deseo y su interpretación (G. Arenas, trad.). Buenos Aires: Paidós
15.Lacan, J. (1967). Séminaire XIV : La logique du fantasme. Paris, France : Seuil.
Desarrollo e interpretación posterior
Según Miller, en El objeto de goce16, la fantasía es presentada por Freud en su primera contribución sobre la vida amorosa. Así, el neurótico exige ciertos rasgos particulares del objeto amoroso. Pero hay muchas otras modalidades de fantasía además del amor, como el odio, la destrucción, el desprecio, la obediencia, la abyección, el juego a ser el Otro, etc. Podemos ver el caso del masoquismo. Incluso cuando se desnuda la pulsión de muerte, en Sade por ejemplo.
En el fantasma sádico, el perverso se identifica con la demanda del Otro, él llega hasta ahí. Se identifica con la demanda del Otro como voluntad de goce, siendo esta voluntad de goce la exacerbación, el pasaje al límite de la demanda del Otro. De hecho, hay dos pasajes hacia el límite de la demanda del Otro: la demanda de amor o la voluntad de goce. El perverso masoquista también maneja la demanda del Otro, ya que busca suscitarla en el Otro, o incluso dictar la demanda que este Otro debe hacerle. Esto se hace a través de una educación muy cuidadosa del Otro. Hay una educación del Otro en un juego con la demanda. El sujeto masoquista sabe jugar con esta demanda de la que sufre el neurótico. Juega con ella, siendo solicitado por el Otro, por un Otro que en realidad es un fanfarrón y que no es más que su marioneta. Lo hace mediante una cuidadosa puesta en escena de detalles que son signos del poder del Otro. La Venus en pellejo puede escribirse i (A); es colocar en el Otro todos los detalles que supuestamente atestiguan la consistencia y el dominio de este Otro cuyos hilos maneja en última instancia el sujeto perverso.17
Para J.A. Miller, en el primer paradigma de Lacan, el goce como imaginario no procede del lenguaje, está relacionado con el yo como instancia imaginaria.
Si tenemos que buscar el lugar del goce como distinto de la satisfacción simbólica, lo encontramos en el eje imaginario a-a’ donde Lacan trata de hacer entrar todo lo que Freud señala como investidura libidinal. Vemos a Lacan recorrer el corpus de la obra de Freud y calificar de imaginario todo lo que no es susceptible de ser puesto en el plano de la satisfacción simbólica. 18
16. Miller, Jacques-Alain. (2016) L’objet jouissance, La Cause du Désir, vol. 94, no. 3, pp. 101-113.
17. Ibid (p.110)
18. Miller J.-.A., (1999) Les six paradigmes de la jouissance, La Cause freudienne, n° 43, (octobre 1999).
Así, Miller califica este goce de intra-imaginario. Ciertas carencias de lo simbólico dan lugar al goce imaginario, como en la figura del Padre. Luego Lacan desarrollará el goce imaginario como una barrera, un obstáculo a la simbolización.
Más adelante, Miller nombrará el segundo paradigma del goce en Lacan como la significación del goce. Según él, Lacan muestra la consistencia y articulación simbólica de lo imaginario, donde las pulsiones se estructuran en términos de lenguaje.
En el primer paradigma, el fantasma es eminentemente el eslabón que articula el a-a’ en un transitivismo que requiere, además, el Nombre-del-Padre para imponer aquí un orden que se sobrepone. En el Seminario V, asistimos al desplazamiento del concepto de transferencia del registro imaginario al registro simbólico. Lacan se propone mostrar que no hay fantasma que no sea escenario, y por lo tanto que no hay fantasma que no sea asimilable a una cadena significante.19
Y añade:
Este escrito permanecerá durante mucho tiempo en la enseñanza de Lacan como el símbolo de la conexión entre lo simbólico y lo libidinal. Es incluso lo que determinará durante mucho tiempo el centrado del tratamiento sobre el fantasma como siendo, por excelencia, el punto nudoso donde se concentran lo imaginario y lo simbólico, como punto de acolchado esencial de estos dos registros.20
El goce se divide entre deseo y fantasma. El segundo término en el que Lacan inscribe el goce, a saber, del fantasma, incluye el cuerpo vivo a través de la inserción del objet petit a como imagen. En el Seminario La ética del psicoanálisis, Lacan introduciría el goce imposible, a saber, real, fuera de lo simbolizado. Pero esto crea un pequeño obstáculo frente al inconsciente estructurado como lenguaje, que no incluye este goce como fuera de lo simbolizado. Entonces Lacan reconoce el goce como la Cosa, el Otro del Otro, equivalente al Otro tachado, que falta en el Otro. Esto, sería contradictorio, o, por lo menos, diferente a la etapa estructuralista dura de Lacan.
El cuarto paradigma sería el del goce fragmentado. Para Miller, podemos ver una antítesis entre La ética del psicoanálisis y Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, donde Lacan pasa a una nueva alianza de lo simbólico y el goce. En Los Cuatro Conceptos fundamentales del psicoanálisis, haría fragmentar el goce, que no se sitúa en un abismo, sino en un pequeño hueco. Contrariamente a La ética del psicoanálisis, no hay acceso al goce a través de la transgresión, sino a través de la pulsión repensada, que hace un viaje de ida y vuelta. Si en La ética del psicoanálisis hablamos de un goce ligado al horror, en el Seminario de los Cuatro Conceptos fundamentales del psicoanálisis, el modelo de goce es el arte, la contemplación del objeto de arte. Posteriormente, el quinto paradigma podría definirse como el goce discursivo, donde hay una relación primitiva de los significantes con el goce; el significante representa un goce para otro significante.
[1] Ibid, p.5.
[1] Ibíd.
En la Subversión del sujeto, el goce está ausente en el Otro, es decir, está excluido de su construcción significante, en primer lugar, para plantear que no puede ser dicho, y acentuar así la antinomia entre el significante y el goce, y entre el sujeto vedado al significante y el goce, dice Miller. Es el goce como imposible, no simbolizado, lo que intenta recuperar.
Lacan introduce entonces, influenciado por su lectura del marxismo, el objet petit a como plus-de-jouir, suplemento a la pérdida de goce.
[…] el goce fálico, que es el goce ejemplar, perfecto, paradigmático, está prohibido, mientras que algo viene a suplantarlo, el goce del plus-de-jouir, que es la toma del cuerpo de la pérdida entrópica.21
Además:
También aquí se introduce necesariamente una nueva problemática del fin del análisis. El fin del análisis, para Lacan, concierne siempre a la relación del sujeto al goce y a la modificación que puede aportársele. Pero no es lo mismo pensar esta relación bajo la forma de fantasma que bajo la forma de repetición.22
Para Miller, es el atravesamiento del fantasma una variante del paradigma de la transgresión que Lacan abandona finalmente. Según él, es diferente pensar la forma de la repetición, que es una forma desarrollada de la fantasía, y el goce. La repetición, dice el autor, es lo que merece llamarse el síntoma, que efectivamente nos presenta una repetición del goce y una constancia que no se concentra en el fantasma fundamental. Es a partir del Seminario Encore que Lacan desarrolla el significante como signo del sujeto, habla de una relación originaria del significante y el goce, pero del significante como representante del goce.
21. Ibid, p.19.
22. Ibid.
Según Miller «[…] se trata de un uso que ciertamente se apoya en lo sexual, pero que amplía el significado de la palabra para abarcar lo pulsional «23 y «se podría decir que una de estas dos interpretaciones —la interpretación de la libido como deseo— es una interpretación negativa, y que la otra —la interpretación de la libido por el goce— es, por el contrario, positiva»24. Miller dice así que el objeto a es una mediación entre el deseo y el goce, entre los engaños del deseo y la constancia positiva del goce. La definición de Lacan del objeto a como plus-de-jouir y, por otra parte, del objeto a como causa del deseo, lo ponen de manifiesto.
Siendo así, Lacan ha situado el goce en los fantasmas, o, Le fantasme. Es esta misma lógica fálica la que da lugar al concepto de fantasma fundamental. Miller lo define de la siguiente manera:
¿Qué es el fantasma para Lacan? Es una especie de molécula, en el sentido de que una molécula es un conjunto de partículas o átomos que forman una pequeña masa de materia. Una molécula es susceptible de transformarse en el curso de -así la llamamos- una reacción química. Cuando Lacan escribe el fantasma con su S/ a matemática, es como una fórmula química, como H2O para el agua, CH4 para el metano. Es una molécula de la que los dos elementos, S/ y a, son susceptibles de separación.25
En este sentido, el papel de la interpretación opera sobre tal molécula, porque toda interpretación pretende separar el átomo de significación y el átomo de goce en la molécula fantasmática. Es por el goce que se mide la interpretación.
Siguiendo a Miller, en su Seminario Encore, Lacan intentará una especie de intersubjetividad del goce, implicando al Otro en la economía de dicho goce: es el goce del cuerpo del Otro.
23. Miller, Jacques-Alain. (2011) L’économie de la jouissance, La Cause freudienne, vol. 77, no. 1, pp. 135-174.
24. Ibid, p.138.
25. Ibid, p 144.
Intentará así insinuar un proceso dialéctico en el goce, pero esta elaboración concluye de todos modos en el hecho de que no hay goce del Otro, que es esencialmente imaginario y en absoluto del mismo registro que el goce del cuerpo propio.26
Por lo tanto, es posible que el goce del cuerpo propio haga que el cuerpo sea extraño al Yo, que este cuerpo se convierta en Otro. El ejemplo más conocido, para Miller, lo encontramos en la psicosis.
En la experiencia analítica, el goce se presenta a través de la fijación. En el punto de partida de Lacan, lo imaginario es el lugar del goce. Según Miller, este imaginario es para Lacan primordialmente escópico; está relacionado con la visión. Para el primer Lacan, el cuerpo no es la sustancia del goce, sino más bien la forma del cuerpo.
Cuando comienza el primer recorrido de su enseñanza, Lacan resitúa esta relación imaginaria a – a’ y aloja en ella toda la dimensión que explora la Egopsicología: el yo es un efecto imaginario, el narcisismo es el goce de este yo imaginario, y todo lo que es fantasía se sitúa en la línea de esta relación. El estadio del espejo subordina, por así decir, todo lo que Lacan llama fantasmatización puesta en evidencia por la experiencia analítica. […] Rectificar lo imaginario es una expresión propia de Lacan, que apela al concepto de rectificación simbólica, de «La dirección de la cura».27
Lo que Lacan llama el fantasma, entonces, sería la relación fundamental con el goce configurada por la estructura del lenguaje. A medida que avanza la enseñanza de Lacan, el Sinthome viene a ocupar el lugar del fantasma. Esto significa que la relación fundamental con el goce ya no está encerrada en el fantasma. Para los fines de este artículo, no consideraremos la dinámica de la última enseñanza propuesta por Jacques Lacan, ya que va más allá del concepto de Fantasma y Estructura. El goce no obedece a la lógica del deseo. Según Miller, en lo que respecta al goce, la ley es inoperante. Podemos dividir el deseo prohibido, anulado, inhibido y el deseo que se cumple, que se realiza, pero el goce está en ambos lados. Por eso, «hay que saber esperar que el paciente confiese los escenarios fantasmáticos imaginarios que le son necesarios para gozar —que no es, por supuesto, el fantasma fundamental, sino el fantasma como instrumento, como medio de goce—.»28
Es necesario diferenciar el goce del Otro en el genitivo objetivo, que es el goce del cuerpo del Otro, un goce cuya imposibilidad hace a la ausencia de relación sexual. Lacan introdujo por primera vez el goce del Otro en el Seminario XX, Encore, como un goce suplementario que sería propio de la posición femenina en la sexuación. Para Miller, el Otro goce es real pero también fuera de lo simbólico, un goce imposible de simbolizar.
El atravesar el Fantasma: “el otro goza de mí”
El final del análisis consistiría en el “atravesar” el fantasma, travesía que produciría una reelaboración de las defensas y una modificación de la relación del sujeto con el goce. Es en este sentido que nos parece interesante la interpretación de Michel Bousseyroux, psicoanalista en Toulouse y miembro de la École de Psychanalyse des Forums du Champ Lacanien:
Lacan lo reformula así: lo que el neurótico no quiere, y a lo que se niega obstinadamente hasta el final del análisis, es sacrificar su castración al goce del Otro, al que presta al padre como Otro absoluto, dejándose servir por él. La base de la neurosis, la base del Edipo invertido del hijo, es que imagina que el Padre exige su castración -su feminización- para gozar de él. Imagina que el padre real disfruta castrándolo. El neurótico confunde al padre real con el padre jouisseur imaginario.29
26. Ibid, 149
27. Ibid, 170.
28. Ibid, p.104.
29. Bousseyroux, M. (2007) Réalité, fantasme et réel, L’en-je lacanien, vol. 9, no. 2, pp. 139-158.
Más que la castración en sí, sería la interpretación, el hecho de que el Padre goce con la castración del neurótico, lo que genera el sufrimiento psíquico; el neurótico enferma al verse presionado a sí mismo como objeto del goce del Padre, y en reelaborar esta fantasía consistiría la cura. Según Castanet, Lacan propone tres modos de salida del análisis, según la época de su enseñanza. Para él, podemos ver la tesis de los años 50, «la asunción de la castración, significa que el requisito previo para una verdadera salida del análisis es haber reducido el deseo a lo que es, a saber la castración»30. La tesis del atravesar del fantasma se encuentra en el Seminario XI, en 1964, que es la tesis de la travesía de las defensas al goce. Después, la identificación final, que es la tesis de 1976. Según el autor, esta identificación, cuando se produce, es una identificación con una fijación de goce modificada en relación con el síntoma al comienzo del análisis.
En relación con el trabajo de la cura, el tiempo de la construcción del fantasma es esencial. Es el momento en que el sujeto podrá reconocer que la demanda del Otro no es la demanda de algo, cuando podrá dejar la pregunta sin respuesta y reconocer que, en esta demanda del Otro, está incluido el deseo del Otro porque falta un significante. Es entonces cuando el sujeto aceptará la castración del Otro, una castración simbólica esta vez, irremediable, que nada puede impedir.31
De este modo:
El sujeto ha atravesado entonces el plano de una identificación imaginaria del objeto a, causa de su deseo, y puede reconocer que este objeto, causa de lo que le atormenta, no es otra cosa que lo que tiene más íntimo. Gracias a esta construcción, estará sometido a su fantasma, pero esta vez en el segundo sentido de la palabra, es decir, habiéndose convertido en sujeto, reconociéndose como autor del mismo, de lo que hasta entonces no tenía ni idea. Entonces podrá reconocer su lugar dividido en la naturaleza contradictoria de su fantasma.32
Por otra parte, Carmen Gallanao ofrece una interesante visión:
Un sujeto, por tanto, sólo puede, lógicamente, acceder a lo real a condición de que se deshaga de la identificación ‘masoquista’ de la verdad de su ser como sujeto con el objeto de goce como desecho del Otro. Para ello, tendrá que atravesar el fantasma… sin quedarse en él. Pues el fantasma es al mismo tiempo para el sujeto su «ventana a lo real» y la «pantalla» que la oculta.33
De este modo, podemos entender que el fantasma tiene, como esencia, una característica masoquista: «El Otro goza de mí». Según Gallano, para Lacan, la ventana del fantasma se abre sobre el deseo, mientras que para Freud su latido se cierra sobre el padre de un amor que toma goce. Así, «a diferencia de Freud, Lacan no realiza su primera aproximación a la fantasía a través del nudo amor-goce.»
[…] al golpe del significante que suprime y divide al sujeto, el fantasma viene a añadir un «ser objeto» que da consistencia al sujeto como «ser a merced del otro» cuyo deseo se aplasta en la angustia de la decadencia, para reducirse a un residuo del «todo-poder» de la demanda del Otro.
30. Castanet, D. (2007) Fantasme et réel, L’en-je lacanien, vol. 9, no. 2, pp. 101-118.
31. Ibid, 106.
32.Ibid, 107
33. Gallano, C. (2007) L’être raté du fantasme. À partir d’une lecture du séminaire « Le désir et son interprétation », L’en-je lacanien, vol. 9, no. 2, pp. 9-42.
34. Ibid, p.10.
35. Ibid, p.8
Para Delarue, el fantasma protege al sujeto de lo real, al tiempo que lo atrae hacia ese punto que no cesa de escaparse al final de un encuentro siempre fallido. Según el autor, ésta es la paradoja del fantasma «protector en su función de distanciamiento de lo real, y al mismo tiempo inductora de la proximidad de lo real por la emergencia de la angustia que parece hacer el vínculo a través del objet petit a.»36. La fantasía es lo que permite asegurar el goce del Otro. Y el paciente neurótico siempre prefiere abandonarse al goce antes que constituirse subjetivamente.
36. Delarue, C. (2009) De l’ombilic du rêve au réel, Analyse Freudienne Presse, vol. 16, no. 1, pp. 175-183.
Conclusiones
En este artículo hemos desarrollado las concepciones principales respecto a la noción de Fantasma y sus diferencias en la primera y segunda enseñanza de Jacques Lacan. Para ello, ha sido necesario articular las distinciones entre los planteamientos freudianos y las propias interpretaciones de Lacan, para posteriormente hablar sobre los debates y visiones actuales desde diferentes Escuelas de pensamiento. Dentro de ello, se pueden articular las siguientes conclusiones:
- Freud hablaría de la colectividad de fantasías, en tanto Lacan articula su pensamiento desde la lógica fundamental.
- Jacques Lacan abordaría a mayor detalle el fantasma en tanto ligado al deseo, para después situarlo al costado del goce, a medida que avanza su enseñanza.
- El atravesar el fantasma consiste en reinterpretar la noción del Otro absoluto como castrador “que goza”.
- La pujanza al goce fantasmático encuentra su fundamento en el rechazo estructural del psiquismo a la posición femenina.
- Pese a la distancia institucional entre algunas escuelas, en lo que respecta a la teoría, es posible encontrar bastante convergencia respecto a algunos planteamientos cardinales de Lacan a lo largo de sus Seminarios.
- De este modo, es posible concluir que el Fantasma no se atraviesa del todo, “reste”, permanece ahí, ya que no existiría encuentro “puro” con lo real.
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Do Desejo ao Gozo: A Lógica do Fantasma e suas diversas interpretações
Resumo: O seguinte artigo terá como objetivo fazer uma análise detalhada do conceito de fantasia no primeiro e segundo ensinamentos de Jacques Lacan. Para isso, serão abordados os primeiros desenvolvimentos em Freud a partir de sua teoria do traumático, para posteriormente abordar as abordagens que diferenciam o Livro VI do Seminário e o Livro XIV do Seminário. Dessa forma, o método do texto a seguir será aprofundar-se nas interpretações de diversas Escolas Lacanianas, vendo suas convergências, para finalmente responder à pergunta: É possível passar “inteiramente” pelo Fantasia?
Descritores: Fantasma, Gozo, Castração, Desejo, Feminilidade.
From Desire to Jouissance: The Logic of the Ghost and its various interpretations
Abstract: The following article will aim to make a detailed analysis of the ghost concept in the first and second teaching of Jacques Lacan. For this, the first developments in Freud will be addressed from his theory of the traumatic, to later address the approaches that differentiate the Seminar Book VI and the Seminar Book XIV. In this way, the procedure of the following text will have the method of delving into the interpretations of various Lacanian Schools, seeing their convergences, to finally answer the question: Is it possible to “completely” go through the phantasy?
Descriptors: Ghost, Enjoyment, Castration, Desire, Femininity.
Referencias
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