2022: Inconsciente, esencialmente humano - Vol XLIV nº 1

Silvia A. Simeone: Lic. en Psicología UNBA. Psicoanalista. Miembro Adherente de APdeBA. Especialista en Niños y Adolescentes. IPA. Docente y Supervisora en APdeBA y en otras Instituciones de Salud Mental. Autora de varios trabajos presentados en Congresos, Simposios y Publicaciones de la Especialidad.

Introducción

“Sueño y Telepatía” (1922), es una conferencia de Freud que tomó como punto de partida para hablar de la teoría de los sueños, uno de sus aportes trascendentales, donde se observa la necesidad de darle un status científico y despegar los sueños de las creencias populares promovidas por ocultistas y videntes. Durante años no se produjeron grandes aportes a la interpretación de los sueños. W. Bion (1962) produce un cambio de paradigma, corre el énfasis del significado simbólico de los sueños al proceso de soñar.

Ver artículo en PDF

El texto freudiano

Encontramos a Freud en plena tarea de consolidar las teorías científicas que explican el funcionamiento del inconsciente, para él surge “un nuevo peligro”, con mucha fuerza y que son los hechos llamados ocultos que revelarían la existencia de poderes psíquicos diversos, capacidades del hombre que hasta el momento no se creía que tuviera. (Freud, “Psicoanálisis y telepatía” 1921). Prosigue diciendo que el trabajo entre analistas y ocultistas es poco prometedor, ya que los primeros deben centrar su trabajo en “lo inconsciente de la vida anímica”. Si estos fenómenos ocultos hubieran de imponérsele deberán desecharlos. Alerta a los analistas a no dejarse llevar por la curiosidad que despiertan estos fenómenos y cuidarse de no abandonar los caminos de la técnica analítica.

En el mismo escrito nos adelanta: “en esta conferencia no averiguarán nada sobre el enigma de la telepatía”. Se propone indagar “la relación de los sueños telepáticos…más precisamente en relación con nuestra teoría de los sueños”.

Para Freud los sueños son el guardián del dormir y están limitados a vigilar y regular el retorno de lo reprimido, conflictos ligados a la sexualidad infantil y al complejo de Edipo. Dichos contenidos permanecerán intactos sin la interpretación del analista. Freud dice que el trabajo del sueño es el encargado de traducir los contenidos inconscientes (latentes) mediante los mecanismos de condensación, desplazamiento y simbolización, representación de pensamientos en imágenes visuales. Este trabajo permite disipar la tensión en el dormir asociado a deseos infantiles que de esta manera lograrían atravesar la censura y llevarlos a la mente consciente. Enfatiza que los sueños son realización de deseos. ¿Cómo se entenderían en este contexto teórico los sueños telepáticos?

Durante la Gran Guerra muchas personas contaron haber soñado con sus hijos en el frente en situaciones peligrosas y otras haber escuchado a sus hijos llamar a sus madres en la hora que murieron. No todos estos sueños mostraron luego la veracidad de los hechos. Nos dice que durante su actividad analítica nunca tuvo la oportunidad de covivenciar en alguno de sus pacientes un genuino sueño telepático.

Freud recibía correspondencia de lectores interesados en sus estudios. La carta de uno de ellos nos la da a conocer. Intenta hacer un exhaustivo análisis del sueño y entender cómo lo que le narra como un hecho telepático puede o no vincularse con el sueño.

A continuación transcribiré fragmentos de dicha carta.

Aclaración previa. Mi hija casada, vive en Berlín, esperaba para mediados de diciembre su primer alumbramiento. Yo tenía el propósito de viajar para esa época con mi (segunda) mujer. La noche del 16 al 17 de noviembre soñé y por cierto de una manera muy vívida y plástica, que mi mujer ha dado a luz mellizos. Veo a los dos niños, de magnífico aspecto; los veo nítidamente con sus sonrosadas mejillas, yacen uno al lado del otro en su cunita. No establezco su sexo; uno de cabellos rubios ceniciento, lleva nítidamente mis rasgos mezclados con rasgos de mi mujer, el otro, de cabellos castaño, lleva los rasgos de mi mujer mezclados con los míos… Mi mujer da el pecho a los niños. En una palangana había puesto a cocer mermelada y los dos niños se encaraman allí y la rebañan.

He ahí el sueño. Estando en eso unas cuatro o cinco veces me desperté, me preguntaba si era cierto que me habían sido dado mellizos, pero llego a la conclusión que lo había soñado… El 18 de noviembre a eso de las 10 de la mañana, recibí un telegrama de mi yerno despachado la noche anterior, en que anunciaba el nacimiento de mellizos, un varón y una niña. Por lo tanto el nacimiento se produjo por el tiempo que yo soñé que mi mujer tenía mellizos. El parto sobrevino cuatro semanas antes de lo que mi hija y mi yerno habían conjeturado.

Y algo más todavía, a la noche siguiente soñé que mi difunta mujer (la madre de mi hija) había adoptado para su crianza cuarenta y ocho niños recién nacidos. Cuando nos envían la primera docena yo protesto… A mi mujer le gustaban mucho los niños y hubiera deseado tener toda una cuadrilla. Mi hija tras el alumbramiento debió haber pensado en su madre sabiendo que hubiera recibido con viva alegría este nacimiento. (…)

¿Juzga Ud. que la coincidencia del sueño y suceso es en ambos casos fruto del azar? Aclara que la relación con su hija es de mucho apego mutuo y que durante el embarazo mantuvieron correspondencia sobre la conducta durante el mismo.

Freud dice que le pesaba que el interés analítico de su corresponsal fuera arrollado por el telepático. Le comunicó que el sueño contenía muchas más cosas que lo relacionado con el nacimiento de los mellizos y lo invitó a que le comunicara todas las ocurrencias para una mejor interpretación del sueño.

El soñante le responde y dice que entre la mujer y él decidieron no tener hijos y que no tienen contacto sexual. Su hija había sido examinada con R.X. el médico estableció que era un varón. Con su mujer hablaron mucho sobre el tema y pensaban a quién se parecería. Comenta que tienen una perrita que rebaña platos y escudillas y se sienta a la mesa con ellos. Le gustan los niños pequeños y no le gustaría tener ninguno con su mujer. Entiende que el sueño no es difícil de interpretar pero sí el nacimiento anticipado de los nietos. La duda acerca de si realmente era un varón podría ser la causa de soñar con mellizos, queda en pie la coincidencia temporal del sueño y el nacimiento anticipado.

Freud se dirige al público que participaba en su conferencia y les dice que es lícito considerar el sueño como una señal telepática. “Preveo que siempre será así cuando psicoanálisis y ocultismo entren en colisión. El primero tiene en su contra todos los instintos del alma; con el segundo transigen unas simpatías oscuras y poderosas”.

Según él faltan datos que seguramente surgirían en una conversación, por ejemplo si había visto últimamente a su hija embarazada. Pero piensa que este tipo de datos tal vez no echaría luz sobre el problema de la telepatía pero si permitiría profundizar en el análisis del sueño. Se dispone a realizar el análisis e interpretación del sueño aunque los datos aportados no son suficientes, el sueño viene asombrosamente en socorro de la telepatía.

Freud dice: “si observamos bien el sueño no tiene derecho alguno al nombre de telepático; no comunica nada que esté ocurriendo al mismo tiempo y en otro lugar. El sueño cuenta algo distinto a lo que comunica el telegrama. La interpretación psicoanalítica cancela el distingo entre sueño y suceso y les da a ambos idéntico contenido.”

A continuación intentaré sintetizar los elementos que le permitieron a Freud realizar el análisis e interpretación del sueño. Hay un estrecho vínculo amoroso entre padre e hija que se expresa en tierno interés y que solo en el sueño puede llegarse a sus consecuencias últimas. Daría la impresión de que el yerno no le es muy simpático. El parto anunciado en el sueño o captado telepáticamente agita en lo reprimido ese deseo inconsciente. “Preferiría que ella fuera mi mujer y ese deseo es el que desfigura los contenidos oníricos y hace la diferencia entre el contenido manifiesto del sueño y el suceso.”

Continúa diciendo a su audiencia:

He llegado a lo que quería mostrarles, dos concepciones del sueño: primera, el sueño es una reacción a un mensaje telepático y la segunda habla de un trabajo inconsciente de pensamiento que tal vez podría traducirse así . Si esta segunda concepción es la justa, no surgen para nosotros problemas nuevos. A estos pensamientos oníricos (preconscientes) se sumó el deseo (inconsciente) de que la hija debió haber sido su segunda esposa y así nació el sueño manifiesto.

Freud entiende el mensaje telepático como un elemento para la formación del sueño, como cualquier estímulo externo o interno que se produzca durante el dormir u otro resto diurno. En este caso el mensaje telepático, si es que es admitido, permite ser trabajado en el sueño para lograr el cumplimiento del deseo. Por tanto no cambia nada de la formación del sueño. La telepatía no tiene que ver con la esencia del sueño.

En la Conferencia plantea otro interrogante. Suponiendo que existan sueños telepáticos no desfigurados, “¿debemos llamar sueño a un suceso telepático de esa suerte?” Propone distinguir sueños y estado de dormir en pos de la precisión científica, entonces los sueños telepáticos serían sucesos telepáticos dentro del estado del dormir.

Para finalizar concluye que el caso mencionado, como muchos otros por él analizados anudan nítidamente a excitaciones que pertenecen al ámbito del complejo de Edipo. Además plantea ¿el estado del dormir puede favorecer a la telepatía? ¿El fenómeno telepático no es más que una operación del inconsciente? Entonces la aplicación de las leyes de la vida anímica, por sí sola, bastaría para entender la telepatía.

El contexto actual

En el texto mencionado Freud está tratando de demostrar que la predicción de situaciones en los sueños no es verídica. Él quiere rebatir toda idea que contradiga que los sueños son realización de deseos ligados a la sexualidad infantil y así demostrar fehacientemente sus teorías.

A la luz de las teorías actuales estos sueños pueden ser formas de elaborar vivencias, sensaciones y sentimientos que el individuo está experimentando pero que aún no puede transformar en pensamientos. El pensamiento onírico, del que habla Freud y que es desarrollado por Bion, es una forma de pensamiento que lleva a la elaboración de situaciones que no se han podido representar en la vida de vigilia. Podríamos hablar de elaboraciones y transformaciones que le permiten al individuo llegar a tener verdaderas experiencias. Estas conceptualizaciones enriquecen la comprensión del sueño que no sería solamente una realización de deseos.

¿Por qué Freud no estudió el fenómeno telepático? Lo relacionaba con el ocultismo que estaba más vinculado con lo sobrenatural y él quería que la ciencia fuera la única que diera respuesta a todos los sucesos de la vida anímica.

Si nos remontamos a la época en que Freud desarrolla sus teorías podemos pensar cómo eran las comunicaciones a distancia. Las noticias llegaban por cartas o telegramas y con bastante demora. ¿La ansiedad por recibir noticias favorecería el desarrollo de capacidades para percibir a distancia? En el caso que nos cuenta Freud y de algunos fenómenos telepáticos que le fueron comunicados, podrían dar cierta respuesta a esta pregunta. Otra cuestión que podría plantearse sería: ¿el ser humano nace con alguna función sensorial para percibir a distancia y luego la va perdiendo? En la actualidad tal vez no necesitemos de ellas; los medios de conectividad han logrado desarrollarse de tal manera que ya no necesitamos de esa función. El término telepatía suele usarse en el vocabulario coloquial, por ejemplo cuando dos personas que están distantes piensan en algo común a la vez. “Suena el teléfono y el que atiende dice: en este momento pensaba en llamarte”. Posiblemente son personas que están muy conectadas entre sí, que comparten intereses y experiencias en común y que están muy imbuidas una en el pensamiento del otro.

Pero estos temas siempre generaron mucha curiosidad en el ser humano. Lo oculto, aquello que no es fácil llegar a conocer provoca un intenso deseo de saber. ¿Pero cómo accedemos a ello?

Desde tiempos remotos el hombre se sintió atraído por lo desconocido, acerca de sí mismo y de su futuro, como así también que sus deseos más íntimos se hicieran realidad. Para ello había que recurrir a los magos, a los adivinos, a las brujas que leen las manos o “tiran las cartas”. Actualmente nos asombra enterarnos que hay muchas personas que recurren a ellos. Creen que ellos sí tienen poderes especiales, que pueden decir aquello que se desea saber. Han proyectado en ellos el poder de la omnipotencia mágica infantil, propia de los primeros años de vida ¿Cómo renunciar a un bien tan preciado?

El ser humano necesita encontrar personas que “sepan leer su mente”. Les adjudica en muchas ocasiones estos poderes, sobre todo a la persona del analista. Freud advierte el peligro de dejarse seducir por dichos deseos y nos alerta a no alejarnos de la actitud científica. A partir del método por él creado podemos acceder al inconsciente de los pacientes que sería lo oculto que hay en todos nosotros, pero el método requiere de la disponibilidad del sujeto a investigar en sí mismo y padecer las consecuencias de encontrarse con ese mundo desconocido.

Thomas Ogden (2010) dice que el pensamiento omnipotente u omnipotencia del pensamiento ha sido un concepto acuñado por Freud. Él concibe tres formas de pensamiento: el pensamiento mágico, el pensamiento onírico y el pensamiento transformativo. El pensamiento mágico tiene como único propósito evitar enfrentarse a la verdad de la experiencia interna. Se crea un estado mental donde él y los otros viven en una realidad inventada por él. Siguiendo a Ogden podríamos pensar que esta forma de pensamiento sería la que predomina en las creencias en los fenómenos de telepatía, de adivinación y magia. El autor agrega que el pensamiento mágico no funciona porque no permite el crecimiento mental, no se puede construir nada sobre ello, a excepción de otras construcciones mágicas. En el contexto psicoanalítico vemos que el paciente trata sus pensamientos y sentimientos no como experiencias subjetivas sino como hechos concretos. Por ejemplo en el texto citado por Freud parecería que el soñante cree que el sueño le comunicó el nacimiento de mellizos, o sea que un suceso onírico queda plasmado como una realidad fáctica.

Hay algo interesante en esa comunicación. Su intención parece ser la de proporcionar a Freud material para sus investigaciones. Pero él ha quedado muy conmovido por la experiencia que ha vivido, ¿no podría buscar en el maestro a la persona que le permita seguir soñando su experiencia perturbadora? Ogden dice que para pensar la experiencia perturbadora se necesitan dos personas, porque se llega a un punto donde el individuo no puede avanzar por sí solo.

John Schneider psicoanalista post kleiniano, en un interesante trabajo titulado “Del trabajo del sueño de Freud al trabajo del soñar de Bion: la concepción cambiante del soñar en la teoría psicoanalítica” (2010), nos muestra cómo va modificándose la comprensión del sueño desde Freud a Bion y sus continuadores y otros como Donald Meltzer que hacen sus propios aportes.

El autor parte del tema de lo desconocido y afirma que los sueños nos informan a cerca de ciertas verdades. “Desde la antigüedad los sueños eran utilizados por intérpretes para anticipar lo que iba a suceder. Eran vistos como una manifestación formidable u hostil de altos poderes” (Freud 1901).

Freud rescató el estudio de los sueños de los hacedores de mitos, videntes, neurólogos y proveedores de lo demoníaco y ofreció un abordaje científico para explorar y organizar profundidades del inconsciente conocidas y desconocidas.

“La conceptualización de Bion de la teoría del soñar es tal vez uno de los grandes cambios de paradigma en la historia del psicoanálisis” dice J. Schneider; y continua: “que mientras la teoría de los sueños de Freud proporciona un modelo de concebir el modo en que lo inconsciente se hace consciente, la teoría del sueño de Bion proporciona un modelo en el cual la mente procesa la experiencia emocional otorgándole significado. Él interpreta el soñar como el procesamiento inconsciente de la experiencia emocional, la cual ocurre de manera continua y simultánea al pensamiento consciente”.

Para Freud el soñante no realiza ningún trabajo psicológico que lo ayude a lidiar con experiencias emocionales inquietantes, sino que el soñar disipa la angustia provocada por la tensión de los impulsos reprimidos en la infancia. Lo reprimido continuaría intacto sin un analista que haga el trabajo de interpretación. Mediante esta afirmación enfatiza el rol fundamental del analista en la interpretación y no tanto el rol del paciente en la comprensión de su sueño, lo cual contradice el modo en el cuál la mayoría de los analistas en la actualidad piensan acerca del soñar.

Para Bion el psicoanálisis es fundamentalmente, el trabajo de interpretar hechos, impresiones sensoriales crudas, los sueños son en sí mismo la forma en que hemos pensado de manera exitosa acerca de nuestra experiencia emocional. Para él el soñar es la función primaria de la mente. El sueño es la representación de una experiencia emocional en vías de resolución o tal vez nuestros sueños están compuestos exclusivamente de experiencias emocionales que no hemos podido pensar conscientemente y que por lo tanto evacuamos a través de la identificación proyectiva en forma de sueños. Bion abre algunas líneas enriquecedoras en relación a la comprensión de los sueños.

¿Cómo podemos entender el sueño que nos relata Freud con el suceso telepático a la luz de estas concepciones más modernas? El soñante que le relata el sueño a Freud está inquieto y preocupado por el próximo alumbramiento de su hija que vivía a distancia y con la cual mantenía un vínculo amoroso muy estrecho. Posiblemente su mente estaba tratando de procesar las emociones provocadas por la distancia y la incertidumbre. Busca en Freud a la persona que lo ayude a soñar el sueño que no le permitió resolver en forma exitosa las inquietudes que la situación le provocaba. Necesitaba saber y el suceso telepático entra en sus sueños como esa noticia que él estaba esperando recibir, lo despierta y lo conmueve a tal punto que no sabe si es real o si lo soñó. El hecho telepático sería que él sueña la noche del parto con mellizos y la hija da a luz mellizos. En sus comentarios dice que hablaban mucho con su mujer acerca del sexo del bebé, de su genética y si realmente sería un varón como habían visto en la radiografía. ¿Habría alguna sospecha de embarazo múltiple para hacer una radiografía, ya que en esa época no era habitual? No tenemos mucho para agregar sobre la naturaleza del fenómeno telepático pero no lo rechazamos y lo tomamos como un elemento que ayuda a comprender el funcionamiento mental quitando el carácter mágico y sobrenatural.

ᴪ ᴪ ᴪ

Resumen: En 1900 Freud da a conocer “La Interpretación de los Sueños”, uno de los pilares fundamentales de la teoría psicoanalítica. En 1922 da una conferencia cuyo texto titula “Sueño y Telepatía”. Rescata el estudio de los sueños del campo de los mitos, de los videntes y nos propone una comprensión científica de los mismos. Elabora una compleja teoría para el análisis y la interpretación de los sueños, enfatiza que el sueño es una realización de deseos infantiles reprimidos y la tarea del analista es su interpretación. Bion en 1962 nos abre una perspectiva nueva, corre la atención del significado del símbolo de los sueños al proceso del soñar. Se interesa más en el cómo soñamos que en el contenido. Su teoría del sueño proporciona un modelo para entender el modo en que la mente procesa los hechos y la experiencia emocional otorgándole significado. El soñar es la función psicoanalítica primaria de la mente si no soñamos no podemos realizar trabajo psicológico esencial consciente e inconsciente con nuestras experiencias emocionales.

Descriptores: Sueño, Telepatía, Freud, Sigmund, Pensamiento onírico, Bion, Wilfred.

Referencias

Bion, W.R. (1991). Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Paidós, 1962.
Freud, S (1921). Psicoanálisis y Telepatía. En Obras Completas (vol 18). Buenos Aires: Amorrortu.
—(1922). Sueño y Telepatía. En Obras Completas (vol. 18). Buenos Aires: Amorrortu.
Ogden, T. (2010). Sobre tres formas de pensamiento: el pensamiento mágico, el pensamiento onírico y el pensamiento transformativo. The Psychoanalytic Quarterly, 79(2).
Schneider, J. (2011). Del trabajo del sueño de Freud al trabajo del soñar de Bion: la concepción cambiante del soñar en la teoría psicoanalítica. Libro Anual de Psicoanálisis, 27, 47-60.