2022: Inconsciente, esencialmente humano - Vol XLIV nº 1

Renato Trachtenberg: Médico, Psicoanalista, Miembro Fundador, Titular y didacta de la Sociedad Brasileira de Psicoanálisis de Porto Alegre (SBPdePA/IPA), Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA/IPA), Miembro Fundador y Pleno del Centro de Estudios Psicoanalíticos de Porto Alegre (CEPdePA); Co-autor de los libros Las 7 envidias capitales: una lectura psicoanalítica contemporánea acerca de la complejidad del mal y W.R. Bion: la obra compleja, ambos publicados en Brasil y Argentina.

Me parece que los libros que pude escribir son solamente pasos inciertos que me conducen de forma alternada de un margen al otro sin que yo quiera permanecer en ninguno. Rechazo de estar destinado a una residencia, rechazo de las oposiciones definidas… Cuantas veces me hicieron notar que la palabra entre figuraba en los títulos y capítulos de mis libros a tal punto de hacerme “un especialista del entre-dos”! no saben que si desgraciadamente yo fuera el “especialista” del entre, cesaría inmediatamente de producirme placer… Podría ser que pasar libremente de un margen al otro, cruzando los puentes o, mejor aún, las pasarelas como la del Pont des Arts, deambulando de aquí para allá sin permanecer conectado a un punto fijo, asegúrame que no hay ida sin vuelta y que todo el cruce se efectúa en los dos sentidos.

(Pontalis, 2007)

Este es un trabajo sobre fronteras. Fronteras entre nosotros, entre diferentes estados mentales en cada uno de nosotros, entre otros lados que nos habitan y entre otros que habitan el otro. Fronteras pueden ser puentes. Puentes unen y separan al mismo tiempo. Puentes son paradojas. Las paradojas incluyen en lugar de excluir. Este trabajo es sobre coexistencias posibles.

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Cuando vi la película, y más tarde el musical, El Violinista en el Tejado (Fiddler on the Roof), me encantó el número de veces que el personaje principal, Tevye, decía pero, por otro lado… Todo lo que pensaba tenía un otro lado. Pensar en el otro lado de lo que estoy pensando es lo que yo llamo pensar. Todo pensar incluye otros lados. Uno de los chistes judíos que más me gusta es aquél que cuenta la decisión de dos hombres en conflicto de consultar a un rabino muy sabio para ver quien tenía la razón. Cuando el primero termina de contar su versión de los hechos, el rabino le contesta: usted tiene razón. Cuando el otro cuenta su versión, el rabino le dice: usted tiene razón. La mujer del rabino, que había escuchado todo, le pregunta al marido: ¿pero cómo podés decir a los dos que tienen razón? Vos también tienes razón, le contesta el rabino.

Muchas veces no vemos el otro lado, pero pensar que, más allá de nuestra capacidad de percibirlo, él está allí, en la sombra que asombra, es muchas veces un ejercicio de nuestra capacidad imaginativa y una de las bases fundamentales de nuestras intuiciones, del acto de fe y de la esperanza, que no es lo mismo que expectativa.

Voy a hablarles de tres dimensiones que se articulan en la obra de Bion y que me son muy útiles para pensar lo que estoy tratando de exponer. Son ellas: el modelo espectral, la cesura y las simetrías heterogéneas. Hay invariantes entre ellas. Están entrelazadas, como está todo lo que vive y se mueve.

El modelo espectral está en la base de muchos conceptos de Bion que, entre otras ventajas, nos proporciona una liberación de causalidad, evolución, fanatismo, moralidad y comparación entre ideas o estados mentales. El primer modelo espectral en la obra de Bion fue el de narcisismo ↔ socialismo (Bion, 1948). El psicoanálisis como expresión de la complejidad requiere una modelización o configuración espectral para pensarlo. Chuster ha rescatado y desarrollado la noción de modelo espectral y su conexión con los sistemas abiertos, no lineales, que están en el origen del pensamiento complejo. Después de algunos años en hibernación, el modelo resurgirá en la idea de las partes psicóticas y no psicóticas (1957), en la oscilación entre PS y D (1962b), en las transformaciones en/de “O” (1965), en el movimiento entre paciencia y seguridad (1970), etc. La posibilidad de pensar sin comparaciones, sin moralidad y sus derivados – con la introducción de la bidireccionalidad (↔) y de la multi-dimensionalidad, con los polos extremos del espectro como referencias de aproximación y distancia y no de partidas o llegadas – anticipará la noción de pensamiento complejo (Morin, 2003) con su idea de dialógica (convivencia y tolerancia a las paradojas) en lugar de la dialéctica (síntesis). El modelo espectral está presente, por ejemplo, en la frase de Kant tantas veces usada por Bion: la intuición sin concepto es ciega y el concepto sin intuición es vacío.

El modelo espectral se va a expandir con la introducción del concepto de cesura (1977a). Considero la aparición de la cesura en la obra de Bion como un momento fundamental, que va a dar nuevos sentidos —en un doble sentido— al movimiento y la noción de un entre en el modelo espectral. En el espacio entre de un espectro, en el puente entre sus márgenes, se incrementan las posibilidades de desarrollo de intuiciones y nos alejamos de los grandes o pequeños fanatismos de la vida cotidiana.

Voy a recurrir a una expresión que considero útil, tomando prestado un término a los matemáticos: “iniciativa absoluta”. Por “absoluta”, me refiero a ambas direcciones —la iniciativa de retornar y la iniciativa de seguir adelante—. El punto importante es la iniciativa, no el rumbo… Digo “iniciativa” para expresar un área neutral, intermediaria, entre ambas direcciones. ¿Quién da a luz a un bebé? ¿La madre o el feto a término? ¿El feto a término de algún modo indica que ya no quiere más estar adentro de la madre? ¿O la madre indica que ya no quiere más llevar consigo este peso? (Bion, 1976a).

Esta cita de Bion incluye la idea de que, en todo vínculo, existe un punto, una indecidibilidad del origen donde no sabemos quién originó un evento o a quién pertenece, no podemos decidir qué pertenece a la madre o al bebé, al analista o al analizando. Esta idea, en conjunto con las nociones de modelo espectral y cesura, incluye también, en mi opinión, la idea de una simetría complementaria y heterogénea. El modelo espectral puede ser utilizado para diferentes polos donde una falsa oposición y antagonismo son reemplazados por una forma de pensar no evolutiva y, por lo tanto, sin la presencia, como he señalado, de moralidad, idealización y fanatismo.

En el modelo espectral podemos, entonces, pensar en un espacio virtual, un entre, una tercera dimensión, la cesura, que pone en contacto y vincula los polos de un espectro. Solamente en los extremos del espectro el concepto sin intuición es vacío y la intuición sin concepto es ciega. Cuando una cesura no obedece a los criterios que Bion ha utilizado para su definición (una paradoja que concilia separación y continuidad simultáneas), pienso que no debemos hablar de cesuras pues una cesura impermeable no es cesura, sino un shibboleth, como he llamado en diferentes trabajos (Trachtenberg, 2005, 2012, 2013a, 2013b, 2018, 2019). He retomado aquí la crítica de Bion a la expresión “cesura impresionante”, utilizada por Freud en 1926 (“hay más continuidad entre el mundo pre natal y el mundo pos natal que la impresionante cesura del nacimiento podría hacernos creer”). La cesura es impresionante solamente en su imposibilidad. En este sentido la nota de pie de página de Strachey (Freud, 1926, p. 131), sobre el equívoco de la edición alemana de 1926, es muy ilustrativa: se publicó censura en lugar de cesura. En palabras de Bion (1976b):

Estoy impresionado por el hecho de que el nacimiento físico sea considerado tan impresionante… El hecho del nacimiento ciertamente impresiona al individuo y al grupo. Pero me parece que es muy limitante suponer que el nacimiento físico es tan impresionante como mucha gente supone que es… Pienso que la falta de discusión de esta cuestión es un punto ciego. Freud desarrolló esta idea de la “impresionante cesura del nacimiento”, pero no llegó a investigarla profundamente –un gran error desde nuestro punto de vista… (p. 271).

Cuando Bion rescata la frase de Freud sobre la cesura, la convierte en un concepto espectral: “Investiguemos la cesura. No el analista ni el analizado, ni lo inconsciente ni lo consciente, ni la cordura ni la insania, sino la cesura, el vínculo, la sinapsis, la (contratrans)ferencia, el modo transitivo-intransitivo” (Bion, 1977a). La cesura incluye lo continuo y lo discontinuo, lo que une y lo que separa, el contacto y la ruptura. La cesura marca la propia constitución de la mente (interno/externo, inconsciente/consciente, infinito/finito, etc.). Por otra parte, para Bion, es una constitución que sigue ocurriendo a todo momento. Así, estaban dadas las condiciones para la abolición, en el psicoanálisis, de la noción de causalidad y de su contraparte, resultados, en favor de una indecidibilidad del origen y de un universo infinito de discurso significativo. La paciencia (Bion, 1970) incluye la paciencia de no buscar causas, ya que, al buscarse el porqué, se pierde el qué, los fenómenos en tránsito, los modelos de coexistencia de los estados mentales (Meltzer, 1986).

En el espacio analítico un shibboleth puede ser observado cuando, por ejemplo, ocurre la presencia de un analizando que no puede cumplir funciones de analista, y de un analista que no puede cumplir funciones de analizando. De acuerdo con Bion, la función psicoanalítica de la personalidad no establece fronteras rígidas entre uno y otro (así como funciones paternas y maternas no establecen fronteras entre padres y madres). Ser analista o ser analizando, partiendo del vértice de la función psicoanalítica, puede ser una defensa contra el impacto de la complejidad en la mente humana. El problema es el o. El o es una frontera difícil de ser atravesada, es exclusivo, es excluyente. Analizando y analista implican una cesura, un y, simetrías heterogéneas. En todo análisis tenemos que mantener la simetría heterogénea entre analista y analizando, intentando sostener el vínculo entre el analizando que existe en cada analista y el analista que existe en cada analizando.

Las cesuras nos permiten vivir simultáneamente en por lo menos dos mundos, aunque uno de ellos predomine como objeto de observación. La cesura viene a ser el vértice a través del cual analista y analizando pueden observar los fenómenos que ocurren en la sesión psicoanalítica. A través de la cesura, Bion describe el analista en la sesión como un ‘estar-siendo’, naciendo incesantemente a pesar de las “impresionantes” cesuras del nacimiento institucionalizado. La cesura implica la coexistencia de múltiples estados mentales, con diferentes niveles de desarrollo, en una situación de turbulencia emocional. Así, crecimiento mental significa un aumento en las posibilidades de esta coexistencia, con el surgimiento de nuevas formas de vínculos entre los estados mentales. La coexistencia y la forma como se vinculan, transitan y se negocian los frágiles e infinitos acuerdos entre ellos es lo que denominamos singularidad de un sujeto. La tolerancia mayor a tal posibilidad, sin una importante necesidad de exclusiones/proyecciones, es mi concepto de un análisis de logro (achievement). Cuando una dimensión predomina por cierto tiempo tenemos la tendencia a olvidarnos de las demás. Es el momento en que decimos que fulano es una persona honesta, mentirosa, intuitiva o envidiosa y hacemos nuestros diagnósticos totalitarios, expresando el aspecto reduccionista de un lenguaje pre-complejo (lenguaje de sustitución) con la presencia de memoria, deseo y necesidad de comprensión. El lenguaje complejo, como vimos, conlleva siempre un tercer elemento para la escena: la cesura, el vínculo, la relación, la frontera móvil que permite un ir y venir en un espectro de posibilidades y dimensiones. Es lo que indica la presencia de la ética, siempre compleja (Morin, 2005; Chuster, Soares y Trachtenberg, 2014; Trachtenberg, 2008, 2013b, 2018).

Buber, citado por Bion, dice que “las palabras básicas no son términos singulares y sí pares de palabras… Una palabra básica es el par Yo-Tu. Lo que tiene significado, cuando alguien habla sobre Yo-Tu, no son los dos objetos relacionados sino la Relación, o sea una realidad abierta en la cual no existe término…” (Bion, 1992, p. 370/371). No podemos hablar de omnipotencia sin pensar en desamparo; omnipotencia<>desamparo es la palabra básica, dice Bion. Narcisismo<>socialismo también. Si en los extremos de un espectro ponemos las palabras feto a término y madre, la Relación, el y, es lo significativo, no los objetos relacionados. Como dice la filósofa argentina Alejandra Tortorelli (2009): “no es la madre que recibe al niño, es el nacimiento que recibe a los dos”. El nacimiento es la Relación, la cesura. O, en otras palabras, no existe madre ni niño antes del encuentro vincular. La clásica, y muy verdadera, teoría del desamparo del niño en relación a un adulto capaz de sostenerlo, pensarlo o soñarlo no debe excluir, por motivos de sentido común, la idea de que la madre en este encuentro también esta desamparada en tanto madre. El desamparo es simétrico, aunque heterogéneo.

No estoy de acuerdo con la Idea iluminista de evolución como positividad. Evolución puede ser positiva o negativa. Bion usa la palabra evolve (“yo ruedo”, en latín) y no evolution. Futuro o progresión no son mejores o peores que pasado o regresión, así como los números negativos no son peores o mejores que los positivos y lo mismo ocurre con la transferencia positiva y negativa (Trachtenberg, 2018). La progresión puede significar un empeoramiento de una enfermedad y la regresión un indicador de una mejoría. La verdad es que no hay dirección de lo evolutivo, sea esta evolución de ideas o de especies biológicas (Moreno, 2016). El propio Darwin dijo que “la variabilidad de los seres vivos y la acción de la selección natural parecen no tener otro proyecto que el de una hoja que sigue la dirección de donde sopla el viento” (Moreno, 2000, 2016).

Bion piensa en desarrollos o crecimiento mental, donde no se va, como lo va a decir Morin, de lo simples a lo complejo, sino de complejidad para cada vez más complejidad. Socialismo en el extremo del espectro, significa la pérdida de la individualidad, de la singularidad, diluyéndose el sujeto en el grupo con todos los avatares descriptos por Freud en Psicología de la Masas (1921), uno de los huevos de las serpientes del fundamentalismo, fanatismo, fascismo y muchos otros ismos. Narcisismo, en el otro polo del espectro, es la imposibilidad del sujeto con-vivir en un grupo, sea que tipo de grupo fuere. El tránsito entre la vida social en que la singularidad, las diferencias, son respetadas y la vida individual en que los demás son respetados y “solidarizados”, ocurre de forma oscilante y frágil en el espacio entre del espectro. Para decirlo de una forma un tanto concreta, ocurre en las flechitas <> que, en la obra de Bion, representan el movimiento de ida y vuelta y no lugares de llegada. Cuanto más nos acercamos a uno de los extremos, más difícil se nos hace mantener tales estados y nos encontramos con nuestras posiciones morales y causales, donde los polos serán pensados como evolutivos o involutivos, o uno mejor que el otro o superior al otro.

Como vimos, la cesura une y separa consciente/inconsciente, mundo interno/mundo externo, narcisismo/social-ismo, proto-mental/mental, partes infantiles/partes adultas, posición esquizo-paranoide/posición depresiva, parte psicótica/parte no-psicótica, etc. Ninguno de los elementos conectados es mejor o superior al otro —no son comparables— sino que su forma de convivencia se organiza en términos más adecuados, en el sentido de menos escindidos o excluyentes, en cada sujeto.

Hay una expresión que usamos para significar en alguien una evitación o imposibilidad de elección, de decisión: quedarse arriba del muro o permanecer en la cerca. Por otro lado, podemos pensarlo como un entre, el mejor lugar para observar los dos o más lados de un mismo hecho y por lo tanto, elegir una decisión que lleve más en cuenta la complejidad de la vida o de la mente. Una decisión, dice Bion, es el momento de una escisión instrumental necesaria para elegir un camino, una dirección, la que nos parezca la más indicada o la más factible, llevando en cuenta los otros caminos posibles pero no elegidos en aquel momento. Es el momento siempre contextual de la interpretación psicoanalítica.

Las ideas que expresan el pensamiento evolutivo unidireccional —voy a llamarlas de ideología evolutiva— tipo principio del placer>principio de la realidad, proceso primario>proceso secundario, naturaleza>civilización y sus variantes (narcisismo>Edipo, narcisismo>social-ismo, imaginario>simbólico, posición esquizo-paranoide>posición depresiva, proto-mental>mental, pensamientos salvajes>pensamientos domesticados, etc., etc.) no solo nos alejan de aquello que es real y verdadero, o sea, vida, como también nos alejan de nuestro pasado siempre presente (salvaje, infantil, etc.). El movimiento, la posibilidad de que seamos también lo que fuimos, ¿seguirá siendo significado, por nosotros, como regresión, el otro polo de la progresión? Así piensan las grandes corporaciones, los que destruyen nuestras florestas, contaminan nuestros ríos, torturan y fabrican animales para consumo humano, retiran personas de sus lugares de origen, y devastan los orígenes de sus lugares. ¿De este modo, en la base de nuestros sistemas de pensamientos ideologizados, estamos de acuerdo con este “movimiento” simplista de dirección única? Dice en la Memoria del Futuro:

Pensamos que es importante ser capaces de transformar los ‘instintos naturales’ en pensamiento consciente y racional sin destruir sus capacidades naturales. Generalmente, el entrenamiento al cual todo somos sometidos en el proceso de tornarnos civilizados destruye, o ahoga peligrosamente, nuestras herencias ‘animales’. (Bion, 1977b, p.520).

Jack Goody, un importante antropólogo inglés, en su libro ‘La domesticación de la mente salvaje’ (1976/2012) hace este mismo cuestionamiento acerca del ideal moral presente en la idea de evolución en la antropología. Se refiere a diferencias entre las culturas y no a evoluciones entre ellas. Si pensamos que Latino América fue descubierta, estamos usando una teoría evolutiva antropológica e ideológica para someternos al punto de vista del conquistador o colonizador civilizado. Lo civilizado aquí es una disculpa para viejos y nuevos genocidios.

El ser humano es un ser múltiplo. Nuestra identidad es heterogénea y móvil. Es espectral y cesural. Ninguna palabra aislada puede describir o definir a alguien. Diagnostico alguno tiene validez, incluso el de psicoanalista. Como dice Pontalis, psicoanalista no es una identidad fija o estable. Es un perderse y reencontrarse a todo momento. En esta multiplicidad de seres que somos, Dios y Satán no están afuera ni arriba de nosotros. Lo peor de la crueldad y lo mejor de la bondad del mundo están presentes en el ser humano. Dijo un superviviente del holocausto: “La única cosa que aprendí es que no existe nada que un ser humano no pueda hacer a otro y nada que un ser humano no pueda hacer por otro” (Baer, 2006, p. 43). El sistema moral, cuna de todo fanatismo, no tolera la idea de un otro lado, pero el propio sistema nos pertenece como un otro lado. Es esta complejidad que nos ayuda, hasta cierto punto, a hospedarlo, contenerlo y tolerarlo, dentro de nuestras posibilidades.

Existe un lado de la luna que nunca vemos. El lado oculto de la luna es oculto de acuerdo a un foco determinado. Oculto y no oscuro, como sabemos hoy, gracias a la Apollo 16. La luz del otro lado es todavía más intensa en comparación con aquella que podemos ver. El otro lado era oscuro solamente porque no lo veíamos. Lo que no vemos siempre nos parece oscuro… ¿Nuestro limitado espectro de captación visual es un garante confiable para lo que no vemos? Para ver lo que no es visible, debemos cegarnos artificialmente lo dijeron Sócrates, Freud, Bion y muchos otros. Todo foco requiere un desenfocarse para ver el otro lado, aquel que está oculto, pero que, al mismo tiempo, está allí, en el otro lado del otro y en el otro lado de mí.

Existe un puente que se llama puente de la Infinitud (Infinity), que conecta y separa los dos márgenes de un rio en Escocia. Se llama Infinitud porque el símbolo del infinito surge cuando miramos el puente y, al mismo tiempo, su reflejo en el agua. El puente tiene esta forma solamente cuando podemos ver lo que está arriba y lo que está abajo, cuando lo vemos y cuando lo imaginamos, cuando lo tocamos y cuando intuimos lo inefable, lo intocable. Lo concreto, lo real, es nada más que la mitad. La otra mitad, el otro lado, depende del lugar donde estamos ubicados, depende del vértice de observación, depende de los movimientos del agua, de su transparencia u oscuridad. Depende de nuestros sueños, depende de nosotros.

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Resumen: Pensar la complejidad en y del psicoanálisis es el gran tema de los psicoanalistas del Siglo XXI, preocupación que está presente no solo en las teorías que se elaboran sino también en la clínica, en la técnica. Estamos más expuestos en nuestra posición de incertidumbre y de ausencia de la pretensión de solución de conflictos, posición que es parte fundamental de una ética compleja. Una consecuencia es la posibilidad de investigar, en el encuentro analítico, las diferencias fundamentales entre ética y moral. El autor considera que el modelo espectral propuesto por Bion para el psicoanálisis, su noción de cesura y el concepto de simetrías heterogéneas se complementan para constituir un tercer elemento en la escena de un psicoanálisis muchas veces demasiado binario y pre-complejo.

Descriptores: Ética, Cesura, Simetría.

A Ponte da Infinitude

Resumo: Pensar a complexidade na e da psicanálise é o grande tema dos psicanalistas do Século XXI, preocupação que está presente não só nas teorias que se elaboram como também na clínica e na técnica. Estamos mais expostos em nossa posição de incerteza e de ausência da pretensão de solução de conflitos, posição que é parte fundamental de uma ética complexa. Uma conseqüência é a possibilidade de investigar, no encontro analítico, as diferenças fundamentais entre ética e moral. O autor considera que o modelo espectral proposto por Bion para a psicanálise, sua noção de cesura e o conceito de simetrias heterogêneas se complementam para constituir um terceiro elemento no cenário de uma psicanálise, muitas vezes, demasiadamente binária e pré-complexa.

Descritores: Ética, Cesura, Simetría.

The Infinity Bridge

Abstract: Thinking about the complexity in and of psychoanalysis is the great theme of psychoanalysts of the 21st century, a concern that is present not only in the theories that are elaborated but also in the clinic and in the technique. We are more exposed in our position of uncertainty, of absence of the pretense of conflict resolution, a position that is a fundamental part of a complex ethics. One consequence is the possibility of investigating, in the analytical encounter, the fundamental differences between ethics and morals. The author considers that the spectral model proposed by Bion for psychoanalysis, his notion of caesura and the concept of heterogeneous symmetries complement each other to constitute a third element in the scenario of a psychoanalysis often too binary and pre-complex.

Descriptors: Ethics, Caesura, Symmetry.

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