Buenos Aires: Biebel, 2019

Se destaca la originalidad con que aborda distintos temas como el de la transferencia y la contratransferencia, la sutileza de sus hipótesis en la pesadilla, y en la conceptualización de los espacios de la mente, los espacios oníricos y los virtuales. También la manera de presentar su clínica y por sobre todo su apertura, la posibilidad de dejar abiertos interrogantes, de investigar nuevos caminos, de aventurarse en lo no sabido.

El concepto psicoanalítico de niñez, concepto complejo, preocupa al autor, que lo investiga de manera muy creativa en su clínica, en las teorías psicoanalíticas, en la literatura infantil clásica y sus representaciones actuales, en la poesía, en la historia de la infancia, en el juguete. Dice Levín que la niñez encarna la falta de respuesta a los interrogantes sobre la condición humana. Solo un niño sabe lo que es un niño. Este desconocimiento nos abre a permanentes interrogantes, de eso que es también nuestro, infancia perdida para siempre y sumergida en nosotros mismos.

¿Qué es el psicoanálisis de niños, qué estatus tiene, con qué teorías lo abordamos, qué lugar ocupa en el corpus teórico del psicoanálisis? Psicoanálisis de lo indecible, de la niñez. Levín escribe sobre estos temas, los profundiza desde las distintas teorías, nos muestra generosamente su clínica y nos abre a más preguntas. ¿Qué hace el analista de niños? ¿Con qué trabaja? No es su tarea la develación del inconsciente sino colaborar a su constitución. El analista aporta palabras para contribuir a la constitución del lenguaje y a la estructuración del inconsciente.

Los artículos sobre lo indecible, lo irrepresentable en el horror, nos abren a un pensamiento complejo. Levín trabaja la inhabilidad de la palabra para dar cuenta de acciones aberrantes de victimarios humanos sobre sus propios semejantes, y nos trasmite ese impulso incoercible y a la vez siempre fallido de encontrar alguna respuesta. Ni la poesía ni el psicoanálisis logran decir lo indecible, la crueldad extrema que puede ser inherente al humano. A partir de Auschwitz es necesario reformular lo que definimos por humano, y admitir que existe en cada uno de nosotros un aspecto impensable, oscuro, de una crueldad extrema y una destructividad ilimitada. ¿Cómo representar lo no humano de lo humano? No hay representación ni metáfora que pueda dar cuenta de esas vivencias intransmisibles, de la destitución de la condición de sujeto, de la destructividad extrema que puede ejercer un ser humano sobre otro. Esto es lo indecible, lo impensable y lo irrepresentable. Es necesario explorar ese territorio de la mente que está más allá de la palabra.

Este libro refleja la profunda convicción ética de Raúl Levín, su generosidad intelectual, su mente siempre abierta para pensar la niñez, y los distintos temas que atañen al psicoanálisis de lo humano.

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