2024: Culpa y Castigo - Vol XLVI nº 2

Adolfo Miguel Zonis: Miembro Titular de APdeBA, (Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Miembro Titular de IPA (International Psychoanalytical Association) Miembro Titular de FEPAL (Federación Latinoamericana de Psicoanálisis). Profesor Titular de Teoría General del Psicoanálisis en la Maestría de Psicoanálisis y Salud Mental de IUSAM-APdeBA (Instituto Universitario de Salud Mental de APdeBA). Profesor Titular de Teoría Psicoanalítica de GAEP (Grupo Aragonés de Estudios Psicoanalítica.  Autor del Libro El primer Modelo de Aparato Psíquico. Proyecto de Psicología para Neurólogos de S. Freud (Biebel).

Resumen: En el lenguaje psicoanalítico hay una polisemia que exige, en cada intercambio, aclarar los términos que uno utiliza. En este caso, para volver a pensar sobre el final del Complejo de Edipo, me pareció pertinente destacar, que aspecto de la obra de Sófocles toma Freud para su conceptualización, a que llama “complejo”, “falo”, “amenaza de castración” y “represión primaria”. A partir de allí, describo distintas miradas sobre el trascendente proceso de resolución de esta etapa de la vida infantil, concluyendo en mi propia síntesis, apoyada en la conceptualización freudiana de que Cada persona normal lo es sólo en promedio, su yo se aproxima al del psicótico en esta o aquella pieza, en grado mayor o menor. Después de este recorrido me parece necesario agregar que, si bien Freud diseñó una teoría y técnica para la clínica de las neurosis, estos aportes siguen vigentes, aunque el psicoanálisis amplió su campo operacional en el territorio del narcisismo a partir también de postulados freudianos, no sólo con las teorizaciones sobre narcisismo, sino y muy especialmente en 1920 con Más allá del principio del placer, y La escisión del Yo en el proceso defensivo. (1938). Para la comprensión de toda esta clínica la teorización del C de Edipo, (que ha sido modificado por otros autores) sigue siendo imprescindible, como lo son los desarrollos post freudianos. Con Freud solo no alcanza, sin Freud es imposible.

Descriptores: Complejo de Edipo, Falo, Amenaza de Castración, Represión Primaria.

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El complejo de Edipo se entendió sólo <<simbólicamente>>; en él la madre significó lo inalcanzable a lo cual debe renunciarse en aras del desarrollo de la cultura; el padre, a quien se da muerte en el mito de Edipo, es el padre <<interior>> del que es preciso emanciparse para devenir autónomo. Otras piezas del material de las representaciones sexuales sufrirán, qué duda cabe, parejas reinterpretaciones en el curso del tiempo. 

Sigmund Freud (1914)

Sras. y Sres., yo no sé cuánto sabe cada uno acerca del psicoanálisis, sea por lecturas o de oídas,

pero me siento obligado a tratarlos como si nada supieran …                                                                        

Sigmund Freud (1915)

Palabras preliminares

El ultimo epígrafe hace referencia al hecho que Freud, cuando dictó las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis, desconocía al auditorio y trató de ser lo más claro posible pensando en la parte del público que no tenía información alguna sobre el tema, sabiendo que podía molestar a aquellos con más información.

Como expuse en un trabajo anterior, el título alude a una aclaración que hace Freud en Algunas lecciones elementales de psicoanálisis(1940) donde plantea que cuando uno expone algún conocimiento puede elegir entre dos métodos:

1-Genético: en esta modalidad, se parte de algo sabido por todos y se llama la atención sobre algún aspecto que pudo haber sido descuidado o no suficientemente apreciado. Se comparte el recorrido hecho por el autor y el otro, puede participar en la nueva teorización donde puede hacer sus objeciones.

2-Dogmático: El autor demanda atención y creencia sobre sus premisas, dando poca información para su fundamentación.  Espero poder desarrollar el primer método.

Desde otra perspectiva L. Horstein señala: ¿Cómo leer a Freud? Freud es una lectura imprescindible para cualquier psicoanalista ya sea que se inicie en el estudio del psicoanálisis, para recuperar un saber olvidado o reformular determinadas conceptualizaciones desde el psicoanálisis contemporáneo. Es fundamental leer todo Freud y no sólo aquellos fragmentos que sirvan de autoconfirmación para las diversas corrientes actuales. (Fenómeno especialmente notorio en Buenos Aires, donde antes se leía a Freud desde Klein y ahora se lo lee desde Lacan).

Introducción: El mito y sus metáforas

Para hablar de cómo finaliza el Complejo de Edipo, son necesarias algunas puntualizaciones previas, por ejemplo, a que me refiero cuando hablo de “Complejo de Edipo”, ya que hay diferentes versiones no solo del mito, sino también de los desarrollos psicoanalíticos que lo utilizan como metáfora. También me parece importante, explicar a qué me refiero con el término “complejo”, “falo”, “amenaza de castración” y represión primaria, ya que en algunos seminarios fue necesario aclarar esos términos desde del cuerpo teórico freudiano.

La expresión «complejo de Edipo» fue utilizada por primera vez en «Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre» (Freud, 1910, AE, XI, p. 164).

En referencia al mito que dio lugar a estas conceptualizaciones Mauricio Abadi escribe:

 “Freud toma la versión de Apolodoro, que es a la que se atiene Sófocles en la tragedia ‘Edipo rey’. Después de la muerte de Anfión, le sucedió Layo como rey. Él se casa con una hija de Meneceo; algunos dicen que ella era Yocasta y otros que era Epicasta. El oráculo* le había advertido que no engendrara un hijo, porque el hijo que fuera engendrado por él mataría a su padre; sin embargo, estando borracho, tuvo relaciones con su esposa. Hay cierta ambigüedad respecto si él se emborrachó cediendo a su placer erótico y deseo de paternidad, o si ella lo emborrachó y lo determinante fue el deseo de maternidad de Yocasta. (Sófocles atribuye la decisión de abandonar al hijo recién nacido en las laderas de Citerón, una vez al padre y otra vez a la madre.)

* Oráculo: Especialmente en la Antigüedad grecorromana, respuesta que una deidad daba a una consulta, a través de un intermediario y en un lugar sagrado.

Y cuando la criatura nació, él perforó los tobillos con un gancho y lo entregó a un pastor para que lo expusiera en el Citerón. Pero los boyeros de Pólibo rey de Corinto lo entregaron a su esposa Peribea para que lo criara como su propio hijo. Una vez que le curó los tobillos lo llamó “Edipo” (pies hinchados).

Cuando creció sobresalió por su fuerza, pero por inquina, los compañeros se burlaban insinuándole que era un hijo falso. El preguntó a Peribea si era cierto, pero no pudo averiguar nada; así que se encaminó a Delfos y allí inquirió acerca de sus verdaderos padres. El Dios le dijo que no fuera a su tierra natal porque él mataría a su padre y se acostaría con su madre. Oyendo esto y creyéndose el hijo de sus padres nominales, abandonó Corinto y mientras recorría, la Fócide en un carro, se encontró con Layo que conducía su carro en un camino estrecho (stené hodós).

Y cuando Polifonte, el heraldo de Layo le ordenó que despejara el camino y mató a uno de sus caballos porque él desobedecía y se demoraba. Edipo en un ataque de cólera mató a ambos y llegó a Tebas. Layo fue enterrado por Damasístrato rey de Platea y Creonte, hijo de Meneceo lo sucedió en el trono. Durante su reinado una grave calamidad le ocurrió a Tebas, ya que Hera envió a la Esfinge, cuya madre era Equidna y su padre Tifón; ella tenía el rostro de mujer, el pecho, los pies y la cola de león y las alas de un pájaro. Y habiendo aprendido un enigma de las musas ella se asentó sobre el monte Ficio y lo propuso a los tebanos. Y el enigma era este: ¿Qué cosa es la que tiene una sola voz y se vuelve tetrápodo, bípedo y trípodo? (¿Tí estin ho mían ejon fonem; tetrapoun kai dípoun kain trípoun gínetai?)

Ahora bien, los tebanos estaban en posesión de un oráculo que declaraban que ellos se liberarían de la Esfinge, en el momento en que ellos hubieran solucionado el enigma; así que a menudo ellos se congregaban y discutían la respuesta y cuando ellos no podían hallarla la Esfinge se devoraba a uno de ellos. Cuando muchos ya habían perecido y el último de todos, el propio hijo de Creonte, Hemón, proclamó que a aquel que pudiera resolver el enigma se le daría el trono y la mujer de Layo. Oyendo esto Edipo encontró la solución declarando que el enigma de la Esfinge se refería al hombre (ánthropos) porque éste cuando niño un tétrapous, ya que se mueve sobre sus cuatro miembros, en adulto es un dipous y cuando anciano tiene su bastón como tercer miembro. De este modo la Esfinge se arrojó desde lo alto de la Acrópolis y Edipo consiguió al mismo tiempo el trono y contra su voluntad el casamiento con su madre y engendró con ella dos hijos, Polínices y Etéocles y dos hijas Ismene y Antígona. Pero cuando llegó a saberse el secreto Yocasta se ahorcó con un cinto y Edipo fue llevado fuera de Tebas luego de haberse sacado los ojos y maldecido a sus hijos que lo vieron ser expulsado de la ciudad sin levantar una mano para ayudarlo. Y habiendo venido con Antígona a Colono en Ática, donde se hallaba el lugar sagrado de las Euménides, allí se sentó a manera de suplicante fue amablemente recibido por Teseo y murió no mucho tiempo después”.

En La Interpretación de los sueños Freud nos plantea:

Si Edipo rey sabe conmover a los hombres modernos con no menor intensidad que a los griegos contemporáneos de Sófocles, la única explicación es que el efecto de la tragedia griega no reside en la oposición entre el destino y la voluntad de los hombres, sino en la particularidad del material en que esa oposición es mostrada. Tiene que haber en nuestra interioridad una voz predispuesta a reconocer el imperio fatal del destino de Edipo, (). Su destino nos conmueve únicamente porque podría haber sido el nues­tro, () Quizás a todos nos es­tuvo deparado dirigir la primera moción sexual hacia la madre y el primer odio y deseo violento hacia el padre; nuestros sueños nos convencen de ello. El rey Edipo, que dio muerte a su padre Layo y desposó a su madre Yocasta, no es sino el cumplimiento de deseo de nuestra infancia.

El psicoanálisis y algunos de sus bagajes conceptuales

1) “Complejo”: (Komplex)

 “…ciertos círculos de pensamiento y de intereses dotados de poder afectivo”.

Podemos definirlo como un conjunto organizado de representaciones de experiencias emocionales dotados de intenso valor afectivo, por lo general, totalmente inconscientes.

El concepto aparece en la obra por primera vez en Bosquejos de la “Comunicación preliminar” (1893, T I, p. 185).

“Por eso ya nos resultaba imposible elucidar la condición para el adveni­miento de fenómenos histéricos sin entrar a examinar aquel supuesto que intenta establecer las características de la pre­disposición histérica, a saber, que en la histeria se llega con facilidad a la disociación temporaria del contenido de con­ciencia y a la separación de ciertos complejos de represen­tación que no mantienen comercio asociativo”.

Más tarde en el Proyecto de una psicología para neurólogos (T I, 1895, p. 303).

“También aquí la experiencia biológica enseñará que es inseguro iniciar la descarga cuando los signos de realidad no corroboran el complejo íntegro, sino sólo una parte. Pero ahora se hallará un camino para perfeccionar esa semejanza hasta la identi­dad. El complejo-percepción se descompondrá por comparación con otros complejos-percepción, en un ingrediente neuronaa, justamente, que las más de las veces permanece idéntico, y en un segundo, neurona b, que casi siempre varía. Y en pág. 402: “El complejo íntegro está subro­gado en la conciencia por una única representación, «vestidos», evidentemente la más inocente”.

En La indagatoria forense y el psicoanálisis (v. 9, 1906, p. 88):

 “Ahora bien, sus ensayos sólo cobraron valor mediante la premisa de que la reacción frente a la palabra estímulo no puede ser algo contingente, sino que por fuerza estará determinada por un contenido de representación presente en quien reacciona. Se ha hecho costumbre llamar «complejo» a un contenido de representación de esta índole”.

La definición más descriptiva entonces, es la de 1893: como un conjunto organizado, de representaciones de experiencias emocionales dotados de intenso valor afectivo, por lo general, totalmente inconscientes.

2) Falo

Solamente en cinco artículos Freud utiliza la palabra “falo”: Un recuerdo infantil de Leonardo (1910), El tabú de la virginidad (1918), La organización genital infantil (1923), Presentación autobiográfica (1925) y Esquema del psicoanálisis (1940).En cambio, sí menciona con frecuencia a la etapa o fase fálica, onanismo fálico, quehacer fálico, aspiraciones fálicas, actividad fálica.

Por ejemplo, en La organización genital infantil (Una interpolación en la teoría de la sexualidad) (1923) Pág. 146.

El carácter principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia respecto de la organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, sólo desempeña un papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo.

Más tarde, en Presentación autobiográfica (1925) Pág. 35. Por otra parte, en el ápice del desarrollo sexual infantil se había establecido una suerte de organización genital; empe­ro, sólo el genital masculino desempeñaba un papel en ella, pues el femenino no había sido descubierto (he llamado a esto el primado fálico).

Finalmente, en Esquema del psicoanálisis (1940 [1938]) La tercera fase es la llamada «fálica», que, por así decir como precursora, se asemeja ya en un todo a la plasmación última de la vida sexual. Es digno de señalarse que no de­sempeñan un papel aquí los genitales de ambos sexos, sino sólo el masculino (falo).

De mis maestros, el Dr. Avenburg, siguiendo la versión de la edición alemana (Gesammelte Werke): escribe en el “Tema de la roca viva”, señala:

“Si uno le pregunta a una mujer si está tratando de conseguir un pene para ella, lo más probable es que esta mujer, a menos que sea psicoanalista, lo mire a uno como un loco. Entiendo que Freud se refiere aquí a ciertas actitudes que él interpreta como expresión de un deseo inconsciente de ser poseedora de un pene, actitudes que parecen buscar objetivos imposibles y que Freud toma como metáforas de dicho deseo que remiten a una conducta característica de una nena de unos 4 años. Al tratar de convencerla de la inutilidad de esa conducta que remite a dicho deseo, se esfuerza Freud por evitar que la paciente se siga golpeando al tratar de lograr objetivos irrealizables”.

El Dr. Brudny nos explica que la mente elabora con las sensaciones provenientes del cuerpo y con las percepciones del mundo externo, ciertas teorías a las que llamamos fantasías, con las cuales la mente organiza esos estímulos, es decir se hacen preguntas y se dan respuestas. En el estadio fálico se desarrollan entonces teorías relacionadas con el pene y con el clítoris. Por lo tanto, las fantasías fálicas se dan tanto en los nenes como en las nenas. Mientras no hay estímulos suficientemente importantes de la uretra y sus alrededores la mente no se interesa por ellos. Esta explicación incluye que puede haber sensaciones vaginales, pero que en ese momento no son significativas en la estructuración del psiquismo. (Que no es lo mismos que negar la existencia de sensaciones vaginales). Cuando empieza a interesarse construye teorías y en estas teorías las actitudes de los padres y sus propias percepciones adquieren un significado que antes no tenían.

Hay ciertas lecturas que señalan como inexacta la afirmación freudiana de que, con el abandono de la fase fálica, en la mujer, desaparece la erogeneidad clitoridiana que es desplazada a la vagina en donde se centra la genitalidad de la mujer adulta. El problema radica en que este autor dice muchas cosas, por lo que cada lector elige los párrafos que le parece más incoherentes o por el contrario selecciona aquellos que intentan dar coherencia a la teoría o aproximarla a la realidad hoy aceptada. En este sentido yo elijo el párrafo de 1905 donde describe que durante el coito el clítoris es excitado y excita las partes vecinas “como la astilla de pino a la leña” y en 1931 donde señala que la función del clítoris se continua en la vida sexual adulta.

Continuando con la comprensión simbólica del falo, habíamos señalado que Freud menciona en pocas oportunidades el término falo como sustantivo, si como adjetivo: fase fálica. De aquí parte una conceptualización más simbólica del pene desarrollada por autores post freudianos y que hoy es la habitualmente utilizada. Sin embargo, encontramos en Freud (1917) una clara referencia al sentido simbólico del pene, cuando afirma: En las producciones de lo inconciente —chistes, sueños, fantasías y síntomas— “los conceptos de caca, dinero, regalo,hijo y pene son fácilmente permutados entre sí. Especialmente significativo son los vínculos entre «hijo» y «pene» …. “Tiene que poseer algún significado el hecho de que ambos puedan ser sustituidos por un símbolo común tanto en el lenguaje simbólico del sueño como en el de la vida cotidiana.” Y más adelante en 1923: “El carácter principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia respecto de la organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, sólo desempeña un papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo.” Y en el mismo artículo: “Me parece, eso sí, que sólo puede apreciarse rectamente la significatividad del complejo de castración si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del falo.”.

Finalmente J. D. Nasio dice: El Falo no es el pene en su condición de órgano. El Falo es el pene fantaseado, idealizado, símbolo de la omnipotencia y de su reverso, la vulnerabilidad. () designa además a toda persona, objeto o ideal al cual me siento unido visceralmente, de quien dependo y que siento como la fuente de mi potencia. Por eso, Falo es el nombre que le damos a todo objeto en alto grado catectizado, tan amado, tan investido que deja de ser concreto para hacerse fantaseado.

Para el niño varón de 4 años el asiento real del Falo es su pequeño pene, en cuanto apéndice erógeno y en la niña las sensaciones erógenas que provienen de sus genitales especialmente el clítoris. Para el niño, cuando la madre impone su autoridad, tiene el Falo. Si mi madre se enfada conmigo, es fálica y todopoderosa; si, por el contrario, rivalizo con mi amigo para determinar quién tienen la madre más bonita, mi madre es mi Falo”.

Entonces acordamos que el concepto de falo es un símbolo del pene en la dialéctica intra e intersubjetiva, en tanto “pene” designa el órgano anatómico.

3) Amenaza de castración (angustia de castración, angustia por el interés narcisista hacia los genitales en el varón) 

El falo como vimos, es una premisa universal, que se presenta tanto en el niño como en la niña, observable en animales y en objetos inanimados, semejante al órgano masculino.  En los niños y niñas, la oposición que se presenta en esta fase parte de dos términos, tener el falo o estar castrado. Es decir, no se enfrentan dos realidades anatómicas (pene y vagina), sino que se trata de la presencia o ausencia de un solo término, concebido como separable del cuerpo, el falo.

En relación a la etapa fálica y la “ansiedad de castración” coincido con Rodolfo Moguillansky (2015) cuando dice: “… la universalidad fálica es una primera salida de “yo soy todo”, una especie de sustituto: si bien no soy todo no hay nadie que tenga algo que yo no tengo. El narcisismo entonces está en el corazón de las bases epistemológicas de la universalidad fálica, y ésta, la universalidad fálica, está en la base de las llamadas teorías sexuales infantiles. Estas son las teorías que intentan suturar las fallas de este tipo de cosmovisión.” Y en 1916 (Ateneo 17/5) “La noción de “castración”, piedra esencial de nuestra comprensión clínica, tiene el presupuesto de un individuo que puede presuponer la existencia de sujetos diferentes como, contra toda evidencia, lo aseguraba la teoría de la “universalidad fálica”.

R. Avenburg, escribe: “No creo que ningún hombre, salvo un delirante, piense que por tomar una actitud pasiva ante otro hombre su pene le sea cortado. Pero entiendo que Freud se refiere a un temor inconsciente intrínseco a la fantasía de que cualquier actitud pasiva ante otro hombre presupone una actitud femenina y que dicha actitud, imitando a la mujer, presupone el estar castrado.

Defender a toda costa el pene como único órgano sexual valorizado e inclusive idealizado, es un ideal ilusorio de potencia que indica la presencia terrorífica de la amenaza de castración en el género humano.

“Amenaza de castración” es un término que hace referencia a una angustia infantil en el final del tránsito por el C. de Edipo, responde a una fantasía, es decir una escena imaginaria inconciente de que van a mutilar su pene. Este castigo responde a también a fantasías inconcientes de acciones sexuales con sus padres. Esta angustia en la clínica se expresa como miedos o pesadillas. La angustia es el reverso del placer, se despliega en el complejo paterno por su rol de rival temido, en el Edipo positivo o en un abusador en la forma negativa y lo que está en juego es la pérdida de la virilidad.

La reactivación de la conflictiva edípica en la pubertad, genera vergüenza excesiva, oposición y rebeldía, en la adultez, síntomas neuróticos y en el análisis “neurosis de transferencia”.

Represión primaria

Mi referencia en esta conceptualización es el trabajo del Dr. Brudny: “La represión primaria en la obra de Freud” y “Complejo de Edipo y su disolución o represión primaria en la obra de S. Freud”.

En síntesis este meticuloso trabajo ubica el concepto de represión primaria como un término que se refiere por lo menos a tres procesos:

  1. Proceso relacionado con el pasaje del proceso primario al secundario.
  2. Un proceso relacionado con el decurso del desarrollo libidinal.

3- Un proceso relacionado con la situación traumática y el pasaje de cantidad a cualidad.

Entonces en la obra de Freud el término “represión primaria” se presenta con tres acepciones distintas, persistiendo las tres a lo largo de la evolución de sus teorías.

1-La primera acepción, que Brudny denominó “estructural” por sus consecuencias sobre la organización del aparato mental, aparece en 1895, en “Proyecto de Psicología”, donde “Freud le atribuye el papel de inhibir los procesos primarios, transformándolos en secundarios, permitiendo el pasaje de la realización alucinatoria de deseos a la satisfacción de necesidades mediante la acción específica”. 2-La segunda acepción aparece claramente en 1905, en “Tres Ensayos…”, donde le adjudica el papel de inhibir las satisfacciones pregenitales.

“La represión primaria orgánica está determinada concurrentemente por un factor orgánico, biológicamente heredado, y por la “educación”, es decir, las influencias de la relación con el objeto, que exige la supresión de determinadas satisfacciones. La importancia que Freud atribuye al componente biológico en la determinación de esta represión primaria lo lleva a denominarle orgánica.

Su mecanismo consiste en inhibir la investidura de determinadas huellas mnémicas sobreinvistiendo otras (contracarga). Se formará un acervo de huellas mnémicas inaccesibles para el Preconciente, o para el Yo. En este sentido podríamos decir que esta represión primaria orgánica inaugura el inconsciente dinámico, reprimido, o lo “dinámicamente inconsciente”. Hasta 1926 se consideraba que afectaba exclusivamente a las pulsiones sexuales para impedir el logro de la acción específica. A partir de “Inhibición, Síntoma y Angustia” se considera que también afecta a las pulsiones destructivas”.

3-La tercera acepción, que ha denominado represión primaria funcional, se encuentra formulada entre 1920, en “Más Allá del Principio del Placer” y 1926, en “Inhibición, Síntoma y Angustia”. En estos artículos” le atribuye la función de ligar la cantidad de estímulo que ingresa al aparato mental, otorgándole al mismo una significación y permitiendo así el comienzo del régimen del principio del placer y de los procesos primarios. También le atribuye el establecimiento de la ligadura necesaria para salir de las situaciones traumáticas.

El entramado conceptual en torno al Complejo de Edipo

La teoría psicoanalítica extrajo del mito de Edipo una posibilidad de comprensión de la red de relaciones existentes en el triángulo padre-madre-hijo/a. Es un proceso a través del cual culmina la sexualidad infantil, es decir se trata de un momento evolutivo que atraviesa el desarrollo psicosexual, que está filogenéticamente determinado, (se hereda la disposición a ordenar las percepciones, se hereda la disposición a construir un Complejo de Edipo) “pero que, en la interacción con el medio, los padres, (series complementarias) a partir de fenómenos identificatorios, condicionará la singularidad con la que cada sujeto la despliegue (1913)”.

La conceptualización del triángulo edípico, tal como se presenta en la clínica actual y como han teorizado muchos autores contemporáneos, hay que pensarlo no desde la literalidad del lugar de la madre y del padre, sino de quienes cumplen esas funciones, independientemente de su sexo.

Yo pienso que el concepto de “series complementarias” es imprescindible en la comprensión de la clínica que Freud establece, porque es el lugar de la familia, familia inserta en la cultura sobre la que influye y es influida, dialéctica que se soslaya en muchas lecturas que se hace de este autor, “el amor se contrapone a los intereses de la cultura; por la otra, la cultura amenaza al amor con sensibles limitaciones.” (1929). Es importante destacar que en esa serie complementaria el despliegue erótico del niño hacia los padres, dice Freud, (1910) responde a la erotización de los padres con el niño (quehacer sexual inhibido en sus metas). La preferencia por alguno de los hijos, su lugar cronológico (1900), como así también la incidencia de las distintas configuraciones que este complejo adquiere en la relación con cada hijo, determinan que los padres digan “que sus hijos no se soportan, y no atinan a descubrir la razón”.  Esto lo desarrolla un poco más en (1921) cuando dice: “Los sentimientos sociales nacen todavía hoy en el individuo como una superestructura que se eleva sobre las mociones de rivalidad y celos hacia los hermanos y hermanas.”. Esta bidireccionalidad del deseo, la ambivalencia de los vínculos, las repercusiones en la fratria y su proyección social, tampoco son habitualmente tenidos en cuenta. Entonces hay, al decir de G. Brudny, “un componente filogenético y otro ontogenètico en la resolución del Complejo de Edipo”.

Aquí una primera consideración: la teoría filogenética a la que Freud se aferraba hoy está cuestionada científicamente, lo más probable es que la epigenética pueda dar cuenta de algo de esto. Otra perspectiva es la ontogenética*.

* Ontogenia designa la evolución de los individuos, lo que habitualmente se llama embriología, mientras que filogenia designa la historia de la evolución paleontológica de los organismos.

En Tótem y Tabú (1913) nos dice: Si los procesos psíquicos no se continuaran de una generación a la siguiente, si cada quien debiera adquirir de nuevo toda su postura frente a la vida, no existiría en este ámbito ningún progreso ni de­sarrollo alguno. En este punto surgen dos nuevas cuestio­nes: conocer el grado de continuidad psíquica que se puede suponer en la serie de las generaciones, y los medios y ca­minos de que se vale una generación para trasferir a la que le sigue sus estados psíquicos. No afirmaré que estos pro­blemas estén muy dilucidados, ni que la comunicación di­recta y la tradición —lo primero en que uno piensa— re­sulten suficientes. Una parte de la tarea parece estar a cargo de la herencia de predisposiciones psíquicas, que, empero, necesitan de ciertos enviones en la vida individual para despertar a una acción eficaz. Acaso sea este el sentido de las palabras del poeta: «Lo que has heredado de tus padres adquiérelo para poseerlo». Goethe, (Fausto, Freud volvió a citar estos versos en su Esquema del psicoanálisis)”.

Algunos autores entienden esta aseveración como la conceptualización de Bion respecto de los preconceptos a la espera de realización.

Freud en “Tres ensayos” cuando habla de los “diques psíquicos” (asco, vergüenza, reclamos ideales en lo estético y en lo moral) lo plantea como de condicionamiento orgánico, fijado filogenéticamente, pero con la importante contribución de la educación. Más adelante en un agregado de 1913 desarrolla el tema de las “series complementarias”. No es fácil apreciar en su re­cíproca proporción la eficacia de los factores constitucio­nales y accidentales. En la teoría se tiende siempre a sobres­timar los primeros; la práctica terapéutica destaca la impor­tancia de los segundos. En ningún caso debería olvidarse que existe entre ambos una relación de cooperación y no de ex­clusión. El factor constitucional tiene que aguardar a que ciertas vivencias lo pongan en vigor; el accidental necesita apuntalarse en la constitución para volverse eficaz.

En El Malestar en la cultura, también se plantea una dialéctica entre lo adquirido y lo constitucional: Pero la experiencia nos enseña que la severidad del superyó desarrollado por el niño de ningún modo refleja la severidad del trato que se le ha hecho experimentar. La primera parece ser independiente de ésta, pues un niño educado muy blandamente puede desarrollar una conciencia moral sumamente severa. Pero también sería incorrecto exagerar esta independencia; no es difícil convencerse de que el rigor de la educación ejerce asimismo una influencia poderosa sobre la génesis del superyó infantil.

¿Cómo se explica esta trasmisión intergeneracional?

En principio de forma inconciente: Freud (1913): El problema cobraría un aspecto todavía más difícil si pudiéramos admitir que existen mociones anímicas capaces de ser sofocadas a punto tal que no dejasen tras de sí fenómeno residual alguno. Pero no hay tal cosa. (). Nos es lícito entonces suponer que ninguna ge­neración es capaz de ocultar a la que le sigue sus procesos anímicos de mayor sustantividad. El psicoanálisis nos ha enseñado, en efecto, que cada hombre posee en su activi­dad mental inconciente un aparato que le permite inter­pretar las reacciones de otros hombres, (). Por ese camino del entendimiento inconciente, todas las costumbres, cere­monias y estatutos que había dejado como secuela la origi­naria relación con el padre primordial permitieron tal vez que las generaciones posteriores recibieran aquella herencia de los sentimientos.

A la luz de estas consideraciones, podemos aceptar que la familia trasmite de manera inconciente, los legados generacionales, sin necesidad de recurrir a consideraciones biológicas. Todas las primeras experiencias, vivencias de satisfacción, represión primaria, identificación primaria, se despliegan en un contexto vincular.

Ese contexto vincular, (familia, maestros, la sociedad toda) van a ser incluidos a partir de la tramitación de la etapa edípica, en una parte del psiquismo como una constelación estructural, (que incluye a la Conciencia moral, el Ideal del yo y la observación de sí) que se llama Superyo. Esta subestructura se construye a partir de relaciones de objeto, que son relevadas por identificaciones con dichos objetos, pero también con la identificación del Superyo de ellos.

Por esta razón V. Korman explica que el elemento fundamental de la transmisión intergeneracional, son los procesos identificatorios.

Pero Freud es categórico en la defensa de la “herencia arcaica” ya que en 1937 plantea: No hay razón alguna para impugnar la existencia y significatividad de diversidades originarias congénitas, del yo. Un hecho es decisivo: cada persona selecciona siempre sólo algunos de los mecanismos de defensa posibles, y los emplea luego de continuo. Esto señala que el yo singular está dotado desde el comien­zo de predisposiciones y tendencias individuales, sólo que nosotros no somos capaces de indicar su índole ni su con­dicionamiento.

Cuando hablamos de «herencia arcaica», sole­mos pensar únicamente en el ello y al parecer suponemos que un yo no está todavía presente al comienzo de la vida singular. Pero no descuidemos que ello y yo originariamen­te son uno, y no significa ninguna sobrestimación mística de la herencia considerar verosímil que el yo todavía no existente tenga ya establecidas las orientaciones del desarro­llo, las tendencias y reacciones que sacará a la luz más tarde. Las particularidades psicológicas de familias, razas y naciones, incluso en su conducta frente al análisis, no ad­miten ninguna otra explicación. Más aún: la experiencia analítica nos ha impuesto la convicción de que incluso ciertos contenidos psíquicos como el simbolismo no poseen otra fuente que la trasferencia heredada, y diversas inda­gaciones de la psicología de los pueblos nos sugieren presuponer en la herencia arcaica todavía otros precipitados igualmente especializados, del desarrollo de la humanidad temprana.

El final del Complejo de Edipo

Como muchos otros temas de la teoría freudiana, este sigue siendo motivo de importantes controversias teóricas, incluso hasta el punto de considerarlo un error teórico importante de las teorizaciones del “vienés” (como lo llama cariñosamente Víctor Korman) y por lo tanto formaría parte de la historia del psicoanálisis.

El problema es que no se puede recortar en forma antojadiza una teoría. Es necesario encontrar la lógica interna que cada concepto guarda con el cuerpo teórico total para poder integrarlos al ECRO (Esquema Conceptual Referencial y Operativo) personal con el que se intenta comprender el psiquismo humano.

El sepultamiento del complejo de Edipo (1924), Edición Amorrortu.

«Der Untergang des Ödipuskomplexes», en las ediciones en alemán.

«El final del complejo de Edipo», «La disolución del complejo de Edipo», En la traducción de Lopez Ballesteros.

Freud ya había uti­lizado la frase «Untergang des Ödipuskomplexes» en dos pasajes de El yo y el ello (1923), en el primero de ellos empleó también la palabra, más fuerte aún, «Zertrümmerung» («demolición»).

El Dr. Brudny nos propone una descripción metapsicológica del Complejo de Edipo, El complejo de Edipo es una asociación de hm de objetos investidos libidinalmente, entrecruzadas, que integran los caminos hacia la acción específica.

Determinadas representaciones de objeto se oponen a otras representaciones de objeto. Por ejemplo, encaminarse hacia determinadas acciones específicas con mamá, está interceptado con representaciones de papá. Estas constelaciones de hmcaen bajo un proceso de represión primaria, el sepultamiento del C. de E. (Represión primaria orgánica, de la clasificación de Brudny). Como consecuencia, estos caminos a la satisfacción de deseos edípicos dejan de existir, se renuncia a esas representaciones de objeto, como objetos de satisfacción sexual y dejan entonces de integrar el camino a la satisfacción pulsional. Se ubican ahora como una parte diferente del yo el Superyo.

Sigue Freud: ¿Qué ocurre con esas pulsiones que estaban invistiendo esos objetos?

1-Parte son inhibidas y sublimadas, es decir es energía que se aplicó a habilidades y fines no sexuales. 2-Parte va al yo y refuerzan rasgos de carácter masculinos o femeninos.3-Parte es aceptado por el aparato como placer preliminar de la genitalidad.4-Parte se conserva reprimido. Da lugar a las fijaciones, represiones secundarias y van a dar síntomas, sueños etc. Es decir, la disposición a la neurosis.5-Parte del vínculo con el objeto queda como ternura es decir despojado de meta sexual.

Un punto significativo es el de la sublimación. En 1923, en “El Yo y el ello”, Freud caracteriza metapsicológicamente el proceso de sublimación utilizando la segunda teoría pulsional. Desde esta perspectiva, la sublimación implica una defusión pulsional, es decir representa un proceso de desorganización con liberación de la pulsión de muerte. Esto implica una desvitalización de la pulsión sexual pregenital y genital, por lo cual no necesita de la contrainvestidura de la represión. Por lo tanto, destrucción del C de Edipo, sublimación deserotización, liberación de la pulsión de muerte que, al volver sobre el yo, produce sentimientos inconcientes de culpa, con sus diversas manifestaciones. Esto lo desarrolla en el” Malestar en la Cultura”, donde los desarrollos culturales pagan el precio del incremento del malestar.

En relación a los objetos con los cuales, el sujeto estaba en relación a través del Complejo de Edipo se encarnan, se disuelve la relación de objeto y se produce una identificación.

¿Que plantea R. Avenburg en relación a este tema? ¿Qué es la destrucción del C de Edipo? El término represión, (verdrangung) significa: desplazamiento y sustitución, es algo que desplaza una cosa y ocupa su lugar. Toma un ejemplo del diccionario Der Sprach Brockhause Wiesbaden (1961) donde explica: “un barco que desplaza (verdrangt), dos mil toneladas de agua, o sea que ocupa el lugar equivalente a las dos mil toneladas de agua”. Lo que llamamos represión, son conjuntos de representaciones que sustituye y desplazan a otros conjuntos de representaciones. En la culminación del complejo de Edipo positivo por ejemplo en el varón, el conjunto de experiencias que frente a la visión del genital femenino dan convencimiento a la posibilidad real de la castración, sustituye y desplaza al conjunto de representaciones de deseo que tienen por objeto sexual a la madre. Es decir, la representación de la castración sustituye y desplaza a la de la madre deseada, de esta manera la excitación sexual se manifiesta como angustia. Por lo tanto, cada vez que se reactiven esos deseos, el yo dará la señal de angustia, por lo que se deberá renovar los esfuerzos de la represión, si esto no se logra aparece una transacción como el síntoma neurótico. “Siguiendo con el modelo del barco, el agua desplazada hará presión sobre el barco, tendiendo a volver a ocupar su lugar lo que hace que este se mantenga a flote”.

En el naufragio hay una estructura que se destruye y no puede mantenerse a flote. En el naufragio del C de Edipo (Untergang) que Freud usa como sinónimo de destrucción (Zerstorung) o de despedazamiento (Zertrümmerung) una de las dos estructuras se va a pique, “es la solución ideal del C. de Edipo”. Es la situación ideal para el superyo, que al vencer a su adversario no necesitará renovar sus esfuerzos y le permite a la dinámica psíquica responder al ideal familiar y cultural como patrimonio y tributo al contexto cultural en el que nos insertamos.

H. Rotemberg señala, por lo tanto, el concepto de destrucción de una parte del aparato psíquico, está relacionado con un contexto relacional traumático y tanático que perturba una apropiada integración narcisista vinculado a lo que la teorización freudiana ha denominado como el más allá del principio del placer; más allá que incide en el propio cuerpo, en nuestra relación con la naturaleza y en nuestra relación con el entorno humano. Horacio agrega:  el sentido del sepultamiento del Edipo lo encuentra en los procesos de transformación que acontecen en la estructura. Estas transformaciones estructurales, Ideal del Yo mediante, posibilitan la reorientación sublimatoria de las mociones pulsionales. No hay destrucción, hay reorientación del sentido con la adquisición de nuevas metas pulsionales bajo el comando de Eros.

Leonardo Peskin acota en ese sentido: Si el tan valorado deseo que es el organizador ético inconsciente sigue siendo incestuoso tenemos que concluir que la solución del Edipo requiere no anularlo. La expectativa es liberarlo de los excesos represivos, para que encuentre otros modos de realización.

Metapsicológicamente el término destrucción entonces es sólo aplicable en las demencias y esquizofrenias pero recordemos que en “Análisis terminable e interminable” (1937, p. 237), Freud explica: “Pero ese yo normal, como la normalidad en general, es una ficción ideal. El yo anormal, inutilizable para nuestros propósitos, no es por desdicha una ficción. Cada persona normal lo es sólo en promedio, su yo se aproxima al del psicótico en esta o aquella pieza, en grado mayor o menor, y el monto del distanciamiento respecto de un extremo de la serie y de la aproximación al otro nos servirá provisionalmente como una medida de aquello que se ha designado, de manera tan imprecisa, «alteración del yo».”

Esto me lleva a pensar que la proporción en que intervenga la represión o el sepultamiento o disolución dependerá la predisposición a las neurosis o a patologías más graves.

Después de este recorrido me parece necesario agregar que, si bien Freud diseñó una teoría y técnica para la clínica de las neurosis, estos aportes siguen vigentes, aunque el psicoanálisis amplió su campo operacional en el territorio del narcisismo a partir de postulados freudianos, no sólo como las teorizaciones sobre narcisismo, sino y muy especialmente en 1920 con Más allá.

Para la comprensión de toda esta clínica la teorización del C de Edipo, (que ha sido modificado por otros autores) sigue siendo imprescindible, como lo son los desarrollos post freudianos.

Con Freud solo no alcanza, sin Freud es imposible.

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Resumo: Na linguagem psicanalítica há uma polissemia que exige, em cada intercâmbio, esclarecer os termos que se utilizam. Neste caso, para voltar a pensar sobre o final do complexo de Édipo, me pareceu pertinente destacar qual aspecto da obra de Sófocles que Freud considera para sua conceitualização, o que chama “complexo”, “falo”, “ameaça de castração” e “repressão primária”. A partir daí descrevo os diferentes pontos de vista sobre o processo transcendente de resolução desta etapa da vida infantil, concluindo em minha própria síntese, apoiada na conceitualização freudiana de que cada pessoa somente é normal numa média, seu Eu se aproxima do psicótico nesta ou naquela parte, em maior ou menor grau. Depois deste percurso me parece necessário que, ainda que Freud tenha desenhado uma teoria e técnica para a clínica das neuroses, tais contribuições continuam vigentes, mesmo que a psicanálise tenha ampliado seu campo operacional no território do narcisismo também a partir de postulados freudianos, não só com as teorizações sobre narcisismo, mas muito especialmente em 1920 com Além do princípio do prazer e A cisão do Eu no processo de defesa (1938). Para a compreensão de toda essa clínica, a teorização do complexo de Édipo (que foi modificada por outros autores) continua sendo imprescindível, como também são os desenvolvimentos pós freudianos. Com Freud é insuficiente, sem Freud é impossíve.

Descritores: Complexo de Édipo, Falo, Ameaça de Castração, Repressão Primária.

Abstract: In the psychoanalytic language, there is a polysemy that requires, in every exchange, to clarify the terms that are being used. In this case, so as to rethink about the ending of the Oedipus Complex, I found it relevant to highlight which aspect of the work of Sophocles is taken by Freud for its conceptualization, what he means by “complex”, “phallus”, “castration anxiety” and “primal repression”. From that point on, I describe different points of view about the significant process of this stage of the children’s life, by concluding in my own summary, supported by the Freudian conceptualization that: Each normal person is that only on average, their ego is close to the one of a psychotic in this or that part, to a greater or lesser degree. After this analysis I find it necessary to add that, although Freud designed a theory and a technique for the clinical practice of the neurosis, these remain as current contributions, even though the psychoanalysis broadened its operational field in the narcissism territory also based on Freudian postulates, not only with the theorization about narcissism, but also and especially in 1920 with “Beyond the Pleasure Principle” and “The Splitting of the Ego in the Process of Defence» (1938). In order to comprehend all of this clinical practice, the theorization of the Oedipus Complex, (which has been modified by other authors) continue to be indispensable, as well as the post Freudian developments. Only with Freud it is not enough, without Freud it is impossible.

Descriptors: Oedipus complex, Phallus, Castration threat, Primary repression.

Referencias

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Avenburg, R. (1998). Reflexiones acerca del complejo de Edipo. Destrucción del complejo de Edipo. En Psicoanálisis. Perspectivas Teóricas y Clínicas. Publikar.
Brudny, G. (1980). La represión primaria en la obra de S. Freud. Psicoanálisis, Vol. 2(1), 801-846.
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Korman, V. (2016). Estudios Psicoanalíticos (vol. I y II). Triburgo.
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Rotemberg, H. (2006). Estructuración de la subjetividad. Del Signo.
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